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INMERSIÓN
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CRÓNICAS
1C | 13:13–14:17
el arca de D
ios para que esté bajo mi cuidado?». Por lo tanto, D
avid no
trasladó el arca a la C
iudad de D
avid, sino que la llevó a la casa de Obededom de Gat. El arca de D
ios permaneció en la casa de Obed-edom por
tres meses, y el Señor bendijo a los de la casa de Obed-edom y todo lo
que él poseía.
Hiram, rey de Tiro, envió mensajeros a D
avid, junto con madera de cedro,
así como canteros y carpinteros para que le construyeran un palacio. Entonces David se dio cuenta de que el S eñor lo había confirmado como
rey de Israel y que había bendecido su reino en abundancia por amor a su
pueblo Israel.
Luego David se casó con varias mujeres más en Jerusalén, y ellas tuvieron
más hijos e hijas. Estos son los nombres de los hijos de David que nacieron
en Jerusalén: Samúa, Sobab, Natán, Salomón, Ibhar, Elisúa, Elpelet, Noga,
Nefeg, Jafía, Elisama, Eliada y Elifelet.
Cuando los filisteos se enteraron de que David había sido ungido rey de
todo Israel, movilizaron todas sus fuerzas para capturarlo; pero le avisaron
a David que venían, así que salió a su encuentro. Los filisteos llegaron y
realizaron una incursión en el valle de Refaim. Entonces David le preguntó
a Dios:
—¿Debo salir a pelear contra los filisteos? ¿Los entregarás en mis
manos?
El Señor le contestó:
—Sí, adelante. Te los entregaré.
Entonces D
avid y sus tropas subieron a Baal-perazim y allí derrotó a los
filisteos. «¡Dios lo hizo! —exclamó David—. ¡Me utilizó para irrumpir en
medio de mis enemigos como una violenta inundación!». Así que llamó a
ese lugar Baal-perazim (que significa «el Señor que irrumpe»). Los filisteos abandonaron sus dioses allí, así que D
avid dio órdenes de que fueran
quemados.
Poco tiempo después, los filisteos volvieron y de nuevo hicieron una incursión en el valle. Una vez más David le preguntó a Dios qué debía hacer.
«No los ataques de frente —le contestó Dios—. En cambio, rodéalos y,
cerca de los álamos, atácalos por la retaguardia. Cuando oigas un sonido
como de pies que marchan en las copas de los álamos, ¡entonces sal a
atacar! Esa será la señal de que D
ios va delante de ti para herir de muerte
al ejército filisteo». Entonces David hizo lo que Dios le ordenó e hirió de
muerte al ejército filisteo desde Gabaón hasta Gezer.
Así la fama de David se extendió por todas partes, y el Señor hizo que
todas las naciones tuvieran temor de David.