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C rónicas – E S D R A S – N E H E M Í A S
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Azel tuvo seis hijos, cuyos nombres fueron Azricam, Bocru, Ismael,
Searías, Obadías y Hanán. Estos fueron los hijos de Azel.
Ahora bien, los filisteos atacaron a I srael, y los hombres de
Israel huyeron ante ellos. Mataron a muchos en las laderas del monte
Gilboa. Los filisteos cercaron a Saúl y a sus hijos, y mataron a tres de ellos:
Jonatán, Abinadab y Malquisúa. La batalla se intensificó cerca de Saúl,
y los arqueros filisteos lo alcanzaron y lo hirieron.
Con gemidos, Saúl le dijo a su escudero: «Toma tu espada y mátame antes de que estos filisteos paganos lleguen para burlarse de mí y
torturarme».
Pero su escudero tenía miedo y no quiso hacerlo. Entonces Saúl tomó
su propia espada y se echó sobre ella. Cuando su escudero vio que Saúl
estaba muerto, se echó sobre su propia espada y murió. Así que Saúl y sus
tres hijos murieron allí juntos, y su dinastía llegó a su fin.
Cuando los israelitas que estaban en el valle de Jezreel vieron que su
ejército había huido y que Saúl y sus hijos estaban muertos, abandonaron
sus ciudades y huyeron. Entonces los filisteos entraron y ocuparon sus
ciudades.
Al día siguiente, cuando los filisteos salieron a despojar a los muertos,
encontraron los cuerpos de Saúl y de sus hijos en el monte Gilboa. Entonces le quitaron la armadura a Saúl y le cortaron la cabeza. Luego proclamaron las buenas noticias de la muerte de Saúl ante sus ídolos y a la gente en
toda la tierra de Filistea. Pusieron su armadura en el templo de sus dioses
y colgaron su cabeza en el templo de Dagón.
Cuando el pueblo de Jabes de Galaad se enteró de todo lo que los filisteos le habían hecho a Saúl, todos los valientes guerreros llevaron los
cuerpos de Saúl y sus hijos de regreso a Jabes. Luego enterraron sus huesos
debajo del gran árbol en Jabes y ayunaron por siete días.
De manera que Saúl murió porque fue infiel al Señor. No obedeció el
mandato del Señor e incluso consultó a una médium en lugar de buscar
la dirección del S eñor. Así que el S eñor le quitó la vida y le entregó el
reino a D
avid, hijo de Isaí.
Luego todos los israelitas se presentaron ante D
avid en Hebrón y le dijeron: «Somos de la misma sangre. En el pasado, aun cuando Saúl era rey,
en realidad era usted quien dirigía a las fuerzas de I srael. Y el Señor su