Inmersion Cronicas NTV - Flipbook - Page 170
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Luego Harbona, uno de los eunucos del rey, dijo:
—Amán ha levantado un poste afilado de veintitrés metros de altura en
el patio de su casa. Tenía pensado utilizarlo para atravesar a Mardoqueo,
el hombre que salvó al rey de ser asesinado.
—¡Que atraviesen a Amán en ese poste! —ordenó el rey.
Entonces atravesaron a Amán con el poste que había levantado para
Mardoqueo, y la furia del rey se calmó.
Ese mismo día, el rey Jerjes entregó a la reina Ester las propiedades de
Amán, el enemigo de los judíos. Luego llevaron a Mardoqueo ante el rey,
porque Ester le había contado al rey el parentesco que había entre ellos.
El rey se quitó el anillo con su sello oficial —el cual había recuperado de
Amán— y se lo dio a Mardoqueo; y Ester nombró a Mardoqueo como
encargado de las propiedades de Amán.
Luego Ester volvió a presentarse ante el rey, cayó a sus pies y le suplicó
con lágrimas que detuviera el plan siniestro que Amán, el agagueo, había
conspirado contra los judíos. Nuevamente el rey extendió su cetro de oro
hacia Ester. De modo que ella se levantó y permaneció de pie delante de él.
Ester dijo:
—Si al rey le place y yo he logrado su favor, y si al rey le parece correcto
y yo le resulto agradable, que se emita un decreto que anule las órdenes de
Amán, hijo de Hamedata el agagueo, quien ordenó la destrucción de los
judíos en todas las provincias del rey. Pues, ¿cómo podría soportar ver a
mi pueblo y a mi familia ser masacrados y destruidos?
Entonces el rey Jerjes dijo a la reina Ester y a Mardoqueo, el judío:
—Le he dado a Ester las propiedades de Amán, a quien atravesaron
en un poste porque trató de destruir a los judíos. Ahora envíen un mensaje a los judíos en nombre del rey, que exprese lo que ustedes quieran, y
séllenlo con el anillo del rey. Sin embargo, recuerden que todo lo que ya
se ha escrito en nombre del rey y lo que se ha sellado con su anillo jamás
puede ser revocado.
Así que, el 25 de junio, reunieron a los secretarios del rey, y se escribió
un decreto tal como Mardoqueo lo dictó. Lo enviaron a los judíos y a los
funcionarios de más alta posición, a los gobernadores y a los nobles de las
ciento veintisiete provincias, que se extendían desde la India hasta Etiopía. Este decreto se escribió en los propios sistemas de escritura y en los
propios idiomas de cada pueblo del imperio, incluido el de los judíos. El
decreto se redactó en nombre del rey Jerjes y fue sellado con el anillo del
rey. Mardoqueo envió los comunicados por medio de mensajeros veloces,
quienes montaban caballos rápidos, criados especialmente para el servicio
del rey.
El decreto del rey les daba autoridad a los judíos de todas las ciudades