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C rónicas – E S D R A S – N E H E M Í A S
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«¿Qué quieres de mí, rey de Judá? ¡No tengo nada contra ti! ¡Voy
de camino a pelear contra otra nación, y Dios me ha dicho que
me apresure! No interfieras con Dios, quien está conmigo, o él te
destruirá».
Sin embargo, Josías se negó a escuchar a Necao, a quien Dios realmente
le había hablado, y no quiso regresar. En cambio, se disfrazó y dirigió al
ejército en la batalla, en la llanura de Meguido. Entonces los arqueros enemigos hirieron al rey Josías con sus flechas y el rey gritó a sus hombres:
«¡Sáquenme de la batalla, porque estoy gravemente herido!».
Así que sacaron a Josías de su c arro de g uerra y lo pusieron en otro.
Luego lo regresaron a Jerusalén, donde murió. Lo enterraron allí, en el
cementerio de los reyes, y todo Judá y Jerusalén hicieron duelo por él. El
profeta Jeremías compuso cantos fúnebres en honor de Josías, y hasta el
día de hoy los coros siguen entonando estos tristes cantos acerca de su
muerte. Estos cantos de duelo se han convertido en una tradición y están
registrados en El libro de los lamentos.
Los demás acontecimientos del reinado de Josías y sus actos de devoción
(realizados según lo que estaba escrito en la ley del Señor), desde el principio hasta el fin, están registrados en El libro de los reyes de I srael y de Judá.
Entonces la gente de la nación tomó a Joacaz, hijo de Josías, y lo proclamó
el siguiente rey en Jerusalén.
Joacaz tenía veintitrés años cuando subió al trono y reinó en Jerusalén
tres meses.
Luego fue quitado por el rey de Egipto, quien exigió que Judá pagara
un tributo de tres mil cuatrocientos kilos de plata, y treinta y cuatro kilos
de oro.
El rey de Egipto puso en el trono a Eliaquim, hermano de Joacaz, para
que fuera el siguiente rey de Judá y de Jerusalén, y le cambió el nombre a
Joacim. Después Necao se llevó a Joacaz a Egipto como prisionero.
Joacim tenía veinticinco años cuando subió al trono y reinó en Jerusalén
once años. Él hizo lo malo a los ojos del Señor su Dios.
Luego el rey Nabucodonosor de Babilonia fue a Jerusalén y la conquistó,
sujetó a Joacim con cadenas de bronce y lo llevó a Babilonia. Nabucodonosor también se llevó algunos de los tesoros del templo del Señor y los
colocó en su palacio en Babilonia.