Cronicas Feature Sampler - Flipbook - Page 15
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INMERSIÓN
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CRÓNICAS
otros elementos. La literatura apocalíptica se desarrolló como género
a fines del período del Primer Testamento. Frente al sufrimiento y la
incertidumbre, el pueblo judío necesitaba historias que revelaran las
realidades cósmicas detrás de su experiencia y les diera esperanza en
la lucha contra los poderes de este mundo.
Como lo describen las mismas visiones, el Imperio babilónico cayó
bajo los persas, que a su vez fueron conquistados por los griegos, bajo
el mando de Alejandro Magno. El Imperio griego se dividió después
de la muerte de Alejandro, y los seléucidas, que gobernaban una parte,
finalmente forjaron un imperio propio que llegó a ser casi tan grande
como el de Alejandro, y que incluía Judea.
Después de que Antíoco IV Epífanes se hizo emperador, profanó
el templo de Jerusalén e intentó forzar a todos los judíos a adorar a
los dioses griegos. Pero bajo el liderazgo de los macabeos, los judíos
resistieron. Después de mucho sufrimiento y sacrificio y con la ayuda
de Dios, obtuvieron temporalmente su libertad.
Los relatos y visiones en el libro de Daniel obran en conjunto para
fortalecer al pueblo de Dios mientras lucha por mantener su identidad
distintiva como un pueblo únicamente leal a Dios. Revelan que Dios
está realmente obrando, incluso cuando da la impresión de que el mal
está triunfando. El orgullo de los más grandes gobernantes humanos
se demuestra vacío y débil cuando el Dios Altísimo actúa para salvar
a su pueblo.
El libro de Daniel se convirtió en uno de los libros más populares de
Israel en el primer siglo d. C., la época de Jesús. El pueblo de Dios seguía sufriendo gran opresión bajo los gobernantes romanos y anhelaba
la llegada del redentor prometido por Dios. Daniel les dio esperanza de
que Dios traería un cambio en el futuro: «Entonces se dará al pueblo
santo del Altísimo la soberanía, el poder y la grandeza de todos los
reinos bajo el cielo. El reino del Altísimo permanecerá para siempre y
todos los gobernantes le servirán y obedecerán».
DANIEL
Durante el tercer año del reinado de Joacim, rey de Judá, llegó a Jerusalén
el rey Nabucodonosor de Babilonia y la sitió. El Señor le dio la victoria
sobre el rey Joacim de Judá y le permitió llevarse algunos de los objetos
sagrados del templo de Dios. Así que Nabucodonosor se los llevó a Babilonia y los puso en la casa del tesoro del templo de su dios.
Luego el rey ordenó a Aspenaz, jefe del Estado Mayor, que trajera al
palacio a algunos de los jóvenes de la familia real de Judá y de otras familias
nobles, que habían sido llevados a Babilonia como cautivos. «Selecciona
solo a jóvenes sanos, fuertes y bien parecidos —le dijo—. Asegúrate de
que sean instruidos en todas las ramas del saber, que estén dotados de
conocimiento y de buen juicio y que sean aptos para servir en el palacio
real. Enseña a estos jóvenes el idioma y la literatura de Babilonia». El rey
les asignó una ración diaria de la comida y del vino que provenían de su
propia cocina. Debían recibir entrenamiento por tres años y después entrarían al servicio real.
Daniel, Ananías, Misael y Azarías fueron cuatro de los jóvenes seleccionados, todos de la tribu de Judá. El jefe del Estado Mayor les dio nuevos
nombres babilónicos:
A Daniel lo llamó Beltsasar.
A Ananías lo llamó Sadrac.
A Misael lo llamó Mesac.
A Azarías lo llamó Abed-nego.
Sin embargo, Daniel estaba decidido a no contaminarse con la comida y
el vino dados por el rey. Le pidió permiso al jefe del Estado Mayor para no
comer esos alimentos inaceptables. Ahora bien, Dios había hecho que el
jefe del Estado Mayor le tuviera respeto y afecto a Daniel, pero le respondió: «Tengo miedo de mi señor el rey quien ordenó que ustedes comieran
estos alimentos y bebieran este vino. Si se vuelven pálidos y delgados en
comparación con otros jóvenes de su edad, temo que el rey mandará a
decapitarme».
Entonces Daniel habló con el asistente que había sido designado por el
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