MOSHCIETY - Flipbook - Page 121
Gabriel
Rocamora.
Siempre
Gabbi.
¿Sueñas con tener un apartamento en Marbella?
Esta era una de las frases más recurrentes de Gabriel
Rocamora. Podría parecer un eslogan publicitario, pero
siempre fue, en palabras de Gabbi, un grito de guerra,
una llamada a un cambio de rumbo, un inicio, una
oportunidad.
Unido a una imagen de hombre que supo tomar
de la vida lo mejor, y compartirlo con los demás,
Gabriel Rocamora fue un enamorado de Marbella
hasta convertir al lugar, donde no nació, en una parte
indivisible de su ser. Y caminó por sus calles, y convivió
con sus gentes, y brilló en sus noches hasta dejar una
huella imborrable en la historia dorada de una época
por la que no solo quiso pasar como invitado, sino
como protagonista destacado.
Quienes lo disfrutaron, sus amigos, siempre destacaron
de Gabbi su eterno talante conciliador. Rehuyó el
conflicto, no por temor, sino por convicción, supo
rescatar de cada persona su lado bueno al tiempo
que él siempre regaló una misma cara a quienes se
acercaron a conocerlo. Recaló en Puerto Banús, allí
prosperó y su personalidad medró en una tierra que le
permitió hundir profundo sus raíces tomando del fértil
suelo de este lugar la sabia que se bebe en días de sol
y playa; y noches de fervor, distinción y Champagne.
Gabriel Rocamora fue Gabbi porque supo hacer de
Marbella un lugar sin distancias, donde las relaciones
humanas se aproximaban tanto que hasta los nombres
tenían que acortarse para permitir a otros caber. Gabriel
fue Gabbi para no ser un Gabriel más, y lo consiguió.
Fue un embajador de Marbella, un arquitecto de sus
noches, un filósofo de su modo de vida.
Y se marchó de la misma forma en la que vivió.
Rodeado. Repleto de gente, lleno de cariño y amistad,
plagado de emoción hasta su último adiós…Existe
una expresión en el mundo del cine que se refiere al
“fundido a negro” como el final de un largometraje. El
de Gabbi no fue así, con su partida cayó un telón, pero
este fue de color blanco. Tan blanco como sus icónicas
fiestas, blanco impoluto, hasta al final, para ver partir al
que un día fue Gabriel Rocamora, para despedir al que
por siempre será Gabbi.