Inmersion Reinos NTV - Flipbook - Página 169
Samue
2S
–REYES
| 7:25–8:11
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»Y ahora, oh Señor Dios, yo soy tu siervo; haz lo que prometiste
respecto a mí y a mi familia. Confírmalo como una promesa que
durará para siempre. Que tu nombre sea honrado para siempre, de
modo que todos digan: “¡El Señor de los Ejércitos Celestiales es Dios
sobre Israel!”. Que la casa de tu siervo David permanezca delante de ti
para siempre.
»Oh Señor de los Ejércitos Celestiales, Dios de Israel, yo me
he atrevido a elevarte esta oración porque le revelaste todo esto a
tu siervo con las siguientes palabras: “Construiré una casa para ti,
¡una dinastía de reyes!”. Pues tú eres Dios, oh Señor Soberano;
tus palabras son verdad, y le has prometido estas cosas buenas a tu
siervo. Ahora que te complazca bendecir la casa de tu siervo para
que permanezca para siempre delante de ti. Has hablado, y cuando
concedes una bendición a tu siervo, oh Señor Soberano, ¡es una
bendición eterna!».
Después David derrotó y sometió a los filisteos al conquistar Gat, su ciudad más grande. David también conquistó la tierra de Moab. Hizo que
la gente se acostara en el suelo en una fila y con una soga los midió y los
separó por grupos. Ejecutó dos grupos por cada grupo que dejó con vida.
Los moabitas a quienes se les perdonó la vida, se convirtieron en súbditos
de David y tuvieron que pagarle tributo.
David también destruyó las fuerzas de H
adad-ezer, hijo de Rehob,
rey de Soba, cuando Hadad-ezer marchó para fortalecer su control a lo
largo del río Éufrates. D
avid capturó mil c arros de g uerra, siete mil conductores de carros de guerra y veinte mil soldados de infantería. Les lisió
los caballos de tiro, excepto los necesarios para cien carros de g uerra.
Cuando los arameos de Damasco llegaron para ayudar al rey H
adad-
ezer, D
avid mató a veintidós mil de ellos. Luego puso varias guarniciones
militares en Damasco, la capital aramea, y los arameos se convirtieron en
súbditos de David y le pagaban tributo. Así que el Señor le daba la victoria
aD
avid dondequiera que iba.
David llevó a Jerusalén los escudos de oro de los oficiales de Hadad-ezer,
junto con una gran cantidad de bronce de las ciudades de Teba y Berotai
que pertenecían a Hadad-ezer.
Cuando Toi, rey de Hamat, se enteró de que D
avid había destruido a
todo el ejército de Hadad-ezer, envió a su hijo Joram para felicitar al rey
David por su exitosa campaña. Hadad-ezer y Toi habían sido enemigos
y con frecuencia estaban en guerra. Joram le obsequió a David muchos
regalos de plata, de oro y de bronce.
El rey D
avid dedicó todos estos regalos al Señor, así como lo hizo con
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