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INMERSIÓN
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P R O F E TA S
Pero lo que el Señor realmente requiere es esto: «Que hagas lo que
es correcto, que ames la compasión y que camines humildemente con
tu Dios».
El desastre finalmente llega durante el reinado de Ezequías, cuando
los asirios invaden Judá después de conquistar y destruir el reino del
norte de Israel. En respuesta a la invasión asiria, Miqueas hace esta
declaración sobre el pueblo natal del rey David: «Pero tú, oh Belén
Efrata, eres solo una pequeña aldea entre todo el pueblo de Judá. No
obstante, en mi nombre, saldrá de ti un gobernante para Israel, cuyos
orígenes vienen desde la eternidad». La referencia inmediata es a Ezequías, un rey piadoso de la línea de David, cuya confianza en el Señor
lograría dar vuelta la invasión asiria en Judá. Pero el autor del Evangelio
de Mateo recuerda este pasaje y ve una referencia a Jesús el Mesías,
que también nació en Belén, la ciudad de David.
Con frecuencia, los profetas hablan tanto acerca del presente como
del futuro en tales pasajes, los cuales producen un anhelo por la redención final de Dios y la restauración de todas las cosas. Miqueas habla de
una esperanza que mira más allá de la actual generación y prevé que,
después de que el pueblo de Judá sea desterrado a Babilonia, será regresado con una gran liberación no muy diferente a la del Éxodo. Dios
promete: «Haré para ti grandes milagros, como los que hice cuando te
rescaté de la esclavitud en Egipto».
Tal vez el oráculo más maravilloso de todo el libro está justo en el
centro, a mitad del segundo grupo de oráculos, justo cuando el tema
cambia de la destrucción a la restauración: «En los últimos días, el
monte de la casa del Señor será el más alto de todos, el lugar más
importante de la tierra —predice Miqueas—. Se levantará por encima
de las demás colinas y gente del mundo entero acudirá allí para adorar.
Vendrá gente de muchas naciones y dirá: “Vengan, subamos al monte
del Señor, a la casa del Dios de Jacob. Allí él nos enseñará sus caminos
y andaremos en sus sendas”».
La historia de Israel determinará la historia del mundo. La visión de la
salvación de Dios extendida por toda la tierra es una luz brillante que
ilumina desde toda la colección profética y señala hacia la culminación
gloriosa de la historia de la Biblia en Jesús el Mesías.