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INMERSIÓN
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P R O F E TA S
1:13–2:6
enojado con Jerusalén y con las ciudades de Judá. ¿Cuánto tiempo más
pasará para que vuelvas a mostrarles compasión?». Entonces el Señor le
habló palabras buenas y consoladoras al ángel que conversaba conmigo.
Luego el ángel me dijo: «Proclama este mensaje a gritos para que todos
lo oigan: “El Señor de los Ejércitos Celestiales dice: ‘Mi amor por Jerusalén y el monte Sión es intenso y ferviente. Sin embargo, estoy muy enojado
con las otras naciones que ahora disfrutan de paz y seguridad. Solo me
enojé un poco con mi pueblo, pero las naciones le causaron mucho más
daño del que me proponía.
»”’Por lo tanto, esto es lo que dice el Señor: he vuelto a mostrar misericordia a Jerusalén. Mi templo será reedificado, dice el Señor de los
Ejércitos Celestiales, y se tomarán las medidas para la reconstrucción de
Jerusalén’”.
»Proclama también: “El Señor de los Ejércitos Celestiales dice: ‘Otra
vez las ciudades de Israel rebosarán de prosperidad y otra vez el Señor
consolará a Sión y elegirá a Jerusalén para sí mismo’”».
Entonces levanté la mirada y vi cuatro cuernos.
—¿Qué significan estos cuernos? —pregunté al ángel que hablaba
conmigo.
Él me contestó:
—Estos cuernos representan a las naciones que dispersaron a Judá, a
Israel y a Jerusalén.
Entonces el Señor me mostró cuatro herreros.
—Y estos hombres, ¿qué vienen a hacer? —pregunté.
El ángel me contestó:
—Estos cuatro cuernos, es decir, estas naciones, dispersaron y humillaron a Judá. Ahora estos herreros han venido para aterrorizar, derribar y
destruir a esas naciones.
Cuando miré de nuevo, vi a un hombre con una cinta de medir en la mano.
—¿Adónde vas? —le pregunté.
—Voy a medir Jerusalén —me contestó— para ver cuánto mide de
ancho y de largo.
Entonces el ángel que estaba conmigo fue a reunirse con un segundo
ángel que se dirigía hacia él. El otro ángel dijo:
—Apresúrate y dile a ese joven: “¡ Jerusalén algún día estará tan llena de
gente y de animales que no habrá lugar suficiente para todos! Muchos vivirán fuera de las murallas de la ciudad. Entonces yo mismo seré un muro
de fuego protector alrededor de Jerusalén, dice el Señor. ¡Y seré la gloria
dentro de la ciudad!”.
El Señor dice: «¡Salgan! Huyan de Babilonia en la tierra del norte,