Inmersion Profetas NTV - Flipbook - Página 364
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E ze q uiel
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y se subleven contra mí. A ellos los sacaré de los países adonde fueron
desterrados, pero nunca entrarán en la tierra de Israel. Entonces sabrás
que yo soy el Señor.
»”En cuanto a ti, pueblo de Israel, esto dice el Señor Soberano: adelante, rinde culto a tus ídolos, pero tarde o temprano me obedecerás y
dejarás de deshonrar mi santo nombre al rendir culto a ídolos. Pues algún
día, dice el Señor Soberano, los israelitas me adorarán en mi monte santo,
el gran monte de Israel, y yo los aceptaré. Allí les exigiré que me presenten
todas sus ofrendas y los mejores regalos y sacrificios. Cuando los traiga de
regreso a casa desde el destierro, ustedes serán para mí como un sacrificio
agradable. Desplegaré mi santidad por medio de ustedes a la vista de todas
las naciones. Entonces, cuando yo los regrese a la tierra que mediante un
juramento solemne prometí darles a sus antepasados, ustedes sabrán que
yo soy el Señor. Recordarán todas las formas en que se contaminaron y se
odiarán a sí mismos por el mal que hicieron. Y sabrás, pueblo de Israel, que
yo soy el Señor, cuando haya honrado mi nombre al tratarte con compasión, a pesar de tu perversidad. ¡Yo, el Señor Soberano, he hablado!”».
Después recibí este mensaje del Señor: «Hijo de hombre, ponte de cara
al sur y denuncia a esa región; profetiza contra los matorrales del Neguev.
Dile al desierto del sur: “Esto dice el Señor Soberano: ‘¡Oye la palabra
del Señor! Te prenderé fuego y se quemará todo árbol, esté verde o seco.
Las horrendas llamas no se extinguirán y arrasarán con todo, desde el sur
hasta el norte. Entonces el mundo entero verá que yo, el Señor, prendí
este fuego, que no se apagará’”».
Entonces dije: «Oh Señor Soberano, ¡la gente anda diciendo de mí:
“Él solo habla en enigmas!”».
Luego recibí este mensaje del Señor: «Hijo de hombre, ponte de cara
a Jerusalén y profetiza contra Israel y sus santuarios. Dile: “Esto dice el
Señor: ‘Oh Israel, yo soy tu enemigo y voy a desenvainar mi espada para
destruir a tu gente, a justos y a perversos por igual. Así es, ¡eliminaré tanto
a los justos como a los perversos! Sacaré mi espada contra todos los que
estén en la tierra, desde el sur hasta el norte. El mundo entero sabrá que
yo soy el Señor. Tengo la espada en la mano, y no la devolveré a su vaina
hasta que haya terminado su trabajo’”.
»¡Hijo de hombre, gime delante del pueblo! Gime ante ellos con amarga
angustia y el corazón destrozado. Cuando te pregunten por qué gimes,
diles: “Gimo por la aterradora noticia que oí. Cuando se haga realidad, el