Inmersion Profetas NTV - Flipbook - Página 354
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E ze q uiel
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Después recibí otro mensaje del Señor: «Hijo de hombre, enfrenta a Jerusalén con sus pecados detestables. Dale este mensaje de parte del Señor
Soberano: “¡No eres más que una cananea! Tu padre era amorreo y tu
madre hitita. El día en que naciste, nadie se preocupó por ti. No te cortaron
el cordón umbilical ni te lavaron ni te frotaron con sal ni te envolvieron en
pañales. Nadie puso el más mínimo interés en ti; nadie tuvo compasión de
ti ni te cuidó. El día de tu nacimiento, no fuiste deseada; te arrojaron en el
campo y te abandonaron para que murieras.
»”Sin embargo, llegué yo y te vi ahí, pataleando indefensa en tu propia
sangre. Mientras estabas allí tirada dije: ‘¡Vive!’; y te ayudé a florecer como
una planta del campo. Creciste y te convertiste en una joya preciosa. Te
crecieron los pechos y te salió el vello, pero seguías desnuda. Cuando volví
a pasar, vi que ya tenías edad para el amor. Entonces te envolví con mi
manto para cubrir tu desnudez y te pronuncié mis votos matrimoniales.
Hice un pacto contigo, dice el Señor Soberano, y pasaste a ser mía.
»”Luego te bañé, te limpié la sangre y te froté la piel con aceites fragantes. Te vestí con ropas costosas de lino fino y de seda con bordados
hermosos, y te calcé con sandalias de cuero de cabra de la mejor calidad.
Te di joyas preciosas, pulseras y hermosos collares, un anillo para la nariz,
aretes para las orejas y una hermosa corona para la cabeza. Así quedaste
adornada con oro y plata. Tus ropas eran de lino fino y telas costosas con
bordados hermosos. Comiste los mejores alimentos —harina selecta,
miel y aceite de oliva— y te pusiste más hermosa que nunca. Parecías
una reina ¡y lo eras! Tu fama pronto se extendió por todo el mundo a
causa de tu belleza. Te vestí de mi esplendor y perfeccioné tu belleza,
dice el Señor Soberano.
»”Pero pensaste que eras dueña de tu fama y tu belleza. Entonces te
entregaste como prostituta a todo hombre que pasaba. Tu belleza estaba
a la disposición del que la pidiera. Usaste los hermosos regalos que te di
para construir lugares de culto a ídolos, donde te prostituiste. ¡Qué increíble! ¿Cómo pudo ocurrir semejante cosa? Tomaste las joyas y los adornos
de oro y plata que yo te había dado y te hiciste estatuas de hombres y les
rendiste culto. ¡Eso es adulterio contra mí! Usaste las ropas con bordados
hermosos que te di para vestir a tus ídolos. Después usaste mi aceite especial y mi incienso para rendirles culto. ¡Imagínate! Ofreciste ante ellos en
sacrificio la harina selecta, el aceite de oliva y la miel que yo te había dado,
dice el Señor Soberano.
»”Luego tomaste a tus hijos e hijas —los que diste a luz para mí— y los
sacrificaste a tus dioses. ¿No era suficiente con haberte prostituido? ¿También tenías que masacrar a mis hijos ofreciéndolos en sacrificio a ídolos?