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INMERSIÓN
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P R O F E TA S
5:13–6:12
perseguiré con mi espada. Entonces por fin mi enojo se habrá desahogado
y quedaré satisfecho. Cuando se haya calmado mi furia contra ellos, todo
Israel sabrá que yo, el Señor, les hablé enojado de celos.
»Así que te convertiré en ruinas, en una burla ante los ojos de las naciones vecinas y de todos los que pasen por allí. Te volverás objeto de burla,
de mofas y de horror. Servirás de advertencia a las naciones que te rodean.
Ellas verán lo que sucede cuando el Señor castiga con enojo a una nación
y la reprende, dice el Señor.
»Haré que te lluevan las flechas mortales del hambre para destruirte. El
hambre se volverá cada vez más terrible hasta que haya desaparecido la última migaja de alimento. Junto con el hambre, te atacarán animales salvajes
y te arrebatarán a tus hijos. La enfermedad y la guerra acecharán tu tierra,
y mandaré la espada del enemigo contra ti. ¡Yo, el Señor, he hablado!».
Nuevamente recibí un mensaje del Señor: «Hijo de hombre, ponte de
cara a los montes de Israel y profetiza contra ellos. Proclama este mensaje
de parte del Señor Soberano contra los montes de Israel. Esto dice el
Señor Soberano a los montes y a las colinas, a los barrancos y a los valles:
“Estoy por provocar guerra contra ustedes y aplastaré sus santuarios paganos. Todos sus altares serán demolidos y sus lugares de culto quedarán
destruidos. Mataré a la gente delante de sus ídolos. Arrojaré los cadáveres
delante de sus ídolos y desparramaré sus huesos alrededor de sus altares.
Dondequiera que vivan, habrá desolación y destruiré sus santuarios paganos. Sus altares serán demolidos; sus ídolos, aplastados; sus lugares de
culto, derribados y todos los objetos religiosos que hayan hecho, destruidos. El lugar quedará sembrado de cadáveres y sabrán que solo yo soy el
Señor.
»”Sin embargo, permitiré que algunos de mi pueblo escapen de la
destrucción y esos pocos serán esparcidos entre las naciones del mundo.
Luego, cuando estén desterrados entre las naciones, se acordarán de mí.
Reconocerán cuánto me duele la infidelidad de su corazón y la lujuria de
sus ojos que anhelan a sus ídolos. Entonces, al fin, se odiarán a sí mismos
por todos sus pecados detestables. Sabrán que solo yo soy el Señor y que
hablaba en serio cuando dije que traería esta calamidad sobre ellos”.
»Esto dice el Señor Soberano: “Den palmadas y pataleen en señal de
horror. Griten por todos los pecados detestables que ha cometido el pueblo de Israel. Ahora morirán por la guerra, el hambre y la enfermedad: la
enfermedad herirá de muerte a los que estén desterrados en lugares lejanos; la guerra destruirá a quienes estén cerca, y cualquiera que sobreviva
morirá a causa del hambre. Entonces, por fin desahogaré mi furia en ellos.