Inmersion Profetas NTV - Flipbook - Página 326
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a Babilonia. También se llevaron los recipientes para la ceniza, las palas,
la despabiladera de las lámparas, los tazones, los platos y todos los demás
objetos de bronce que se usaban para realizar los sacrificios en el templo.
El capitán de la guardia también se llevó los cuencos pequeños, los recipientes para quemar incienso, los tazones, los calderos, los candelabros,
los cucharones y las copas utilizadas para las ofrendas líquidas, y todos los
demás objetos de oro puro o de plata.
El peso del bronce de las dos columnas, el Mar con los doce bueyes de
bronce que estaban debajo y las carretas para llevar agua era tanto que no
podía calcularse. Estos objetos se habían hecho para el templo del Señor
en tiempos del rey Salomón. Cada columna tenía ocho metros con treinta
centímetros de alto y cinco metros y medio de circunferencia. Eran huecas, con un grosor de ocho centímetros. El capitel de bronce en la parte
superior de cada columna era de dos metros con treinta centímetros de
alto y estaba decorado alrededor con una red de granadas hecha de bronce.
Había noventa y seis granadas a los lados, y un total de cien granadas en la
red alrededor de la parte superior.
Nabuzaradán, capitán de la guardia, se llevó consigo como prisioneros
al sumo sacerdote Seraías, al sacerdote de segundo rango Sofonías, y a los
tres porteros principales. De la gente que seguía escondida en la ciudad,
se llevó a un oficial que había estado al mando del ejército judío, a siete de
los consejeros personales del rey, al secretario principal del comandante
del ejército, quien estaba a cargo del reclutamiento, y a otros sesenta ciudadanos. Nabuzaradán, capitán de la guardia, los llevó a todos ante el rey de
Babilonia, que se encontraba en Ribla. Allí, en Ribla, en la tierra de Hamat,
el rey de Babilonia mandó que los ejecutara a todos. Así que el pueblo de
Judá fue expulsado de su tierra y llevado al destierro.
El número de cautivos llevados a Babilonia en el séptimo año del reinado de Nabucodonosor fue de tres mil veintitrés. Más adelante, en el año
dieciocho de Nabucodonosor, se llevó a ochocientos treinta y dos más. En
el año veintitrés del reinado de Nabucodonosor, él envió a Nabuzaradán,
capitán de la guardia, quien se llevó consigo a setecientos cuarenta y cinco
más, un total de cuatro mil seiscientos cautivos.
En el año treinta y siete del exilio de Joaquín, rey de Judá, Evil-merodac
ascendió al trono de Babilonia. El nuevo rey fue bondadoso con Joaquín y
lo sacó de la cárcel el 31 de marzo de ese año. Le habló con amabilidad y le
dio una posición superior a la de los demás reyes exiliados en Babilonia. Le
proporcionó a Joaquín ropa nueva para reemplazar la ropa de prisionero
y le permitió comer en presencia del rey por el resto de su vida. Así que el
rey de Babilonia le dio una ración diaria de comida mientras vivió. Esto
continuó hasta el día de su muerte.