Inmersion Profetas NTV - Flipbook - Página 292
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J erem í as
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al profeta Jeremías dentro de la cisterna. Pronto morirá de hambre porque
casi no hay pan en la ciudad.
Entonces el rey le dijo a Ebed-melec:
—Toma contigo a unos treinta de mis hombres y saca a Jeremías de la
cisterna antes de que muera.
Así que Ebed-melec se llevó a los hombres y fue a la habitación del palacio
que estaba debajo de la tesorería. Allí encontró trapos viejos y ropa desechada que llevó a la cisterna y se los bajó con sogas a Jeremías. Ebed-melec
le gritó a Jeremías: «Ponte estos trapos debajo de tus axilas para protegerte
de las sogas». Cuando Jeremías estuvo listo, lo sacaron. Entonces regresaron
a Jeremías al patio de la guardia —la prisión del palacio— y allí permaneció.
Cierto día, el rey Sedequías mandó llamar a Jeremías e hizo que lo llevaran
a la tercera entrada del templo del Señor.
—Quiero preguntarte algo —le dijo el rey—. Y no intentes ocultar la
verdad.
—Si te dijera la verdad, me matarías —contestó Jeremías—. Y si te diera
un consejo, igual no me escucharías.
Entonces el rey Sedequías le prometió en secreto:
—Tan cierto como que el Señor nuestro Creador vive, no te mataré ni
te entregaré en manos de los hombres que desean verte muerto.
Entonces Jeremías le dijo a Sedequías:
—Esto dice el Señor Dios de los Ejércitos Celestiales, Dios de Israel:
“Si te rindes a los oficiales babilónicos, tú y toda tu familia vivirán, y la ciudad no será incendiada; pero si rehúsas rendirte, ¡no escaparás! La ciudad
será entregada en manos de los babilonios y la incendiarán hasta reducirla
a cenizas”.
—Pero tengo miedo de rendirme —dijo el rey—, porque los babilonios me pueden entregar a los judíos que desertaron para unirse a ellos. ¡Y
quién sabe qué me harán!
—Si eliges obedecer al Señor, no serás entregado a ellos —contestó
Jeremías—, sino que salvarás tu vida y todo te irá bien; pero si te niegas
a rendirte, el Señor me ha revelado lo siguiente: todas las mujeres que
queden en el palacio serán sacadas y entregadas a los oficiales del ejército
babilónico. Entonces las mujeres se mofarán de ti diciendo:
“¡Qué buenos amigos tienes!
Te han traicionado y engañado.
¡Cuando tus pies se hundieron en el barro,
te abandonaron a tu suerte!”.
Todas tus esposas e hijos serán entregados a los babilonios y tú no escaparás. El rey de Babilonia te apresará, y esta ciudad será incendiada.