Inmersion Profetas NTV - Flipbook - Página 254
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J erem í as
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luto por un muerto, ni siquiera por la muerte de una madre o de un padre.
Nadie enviará una copa de vino para consolarlos.
»No vayas a sus fiestas ni a sus banquetes. Ni siquiera comas o bebas
con ellos. Pues esto dice el Señor de los Ejércitos Celestiales, Dios de
Israel: en sus propios días y ante sus propios ojos pondré fin a las risas y
a las canciones alegres en esta tierra. Ya no se oirán las voces felices de los
novios ni de las novias.
»Cuando le digas todas estas cosas a la gente, ellos te preguntarán: “¿Por
qué el Señor decretó cosas tan terribles contra nosotros? ¿Qué hemos
hecho para merecer semejante trato? ¿Cuál es nuestro pecado contra el
Señor nuestro Dios?”.
»Entonces les darás la respuesta del Señor: “Es porque sus antepasados me fueron infieles y rindieron culto a otros dioses y los sirvieron. Me
abandonaron y no obedecieron mi palabra. ¡Y ustedes son peores que
sus antepasados! Se pusieron tercos y siguen sus propios malos deseos y
rehúsan escucharme. Por lo tanto, los expulsaré de esta tierra y los enviaré
a una tierra extraña en la que ni ustedes ni sus antepasados han estado.
Allí podrán rendir culto a ídolos día y noche, y ¡no les concederé ningún
favor!”.
»Por tanto, se acerca la hora —dice el Señor—, cuando la gente que
haga un juramento ya no dirá: “Tan cierto como que el Señor vive, quien
rescató al pueblo de Israel de la tierra de Egipto”. En cambio, dirán: “Tan
cierto como que el Señor vive, quien trajo a Israel de regreso a su propia
tierra desde la tierra del norte y de todos los países a donde él los envió
al destierro”. Pues los traeré nuevamente a esta tierra que les di a sus
antepasados.
»Ahora mandaré llamar a muchos pescadores para que los capturen
—dice el Señor—. Mandaré llamar a cazadores para que los cacen en
los montes, en las colinas y en las cuevas. Los vigilo de cerca y veo cada
pecado. No hay esperanza de que se escondan de mí. Duplicaré su castigo
por todos sus pecados, porque han contaminado mi tierra con las imágenes sin vida de sus detestables dioses y han llenado mi territorio con sus
hechos malignos».
Señor, ¡tú eres mi fuerza y mi fortaleza,
mi refugio en el día de aflicción!
Las naciones del mundo entero
vendrán a ti y te dirán:
«Nuestros antepasados nos han dejado una herencia despreciable,
porque rendían culto a ídolos inútiles.
¿Acaso puede la gente hacer sus propios dioses?
¡Esos no son dioses verdaderos en absoluto!».