Inmersion Profetas NTV - Flipbook - Página 102
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I sa í as
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¿Seguirán jactándose de su sabiduría delante del faraón?
¿Se atreverán a presumir acerca de sus sabios
antepasados?
¿Dónde están tus sabios consejeros, faraón?
Que ellos te digan lo que Dios tiene planeado,
lo que el Señor de los Ejércitos Celestiales le hará a Egipto.
Los funcionarios de Zoán son unos necios,
y los funcionarios de Menfis son engañados.
Los líderes del pueblo
hicieron descarriar a Egipto.
El Señor envió sobre ellos un espíritu de necedad,
para que todas sus sugerencias sean equivocadas.
Ellos hacen que Egipto se tambalee
como un borracho en su vómito.
No hay nada que Egipto pueda hacer;
todos son débiles:
la cabeza y la cola,
la noble rama de palma y el humilde junco.
En aquel día, los egipcios serán tan débiles como las mujeres. Se encogerán de miedo bajo el puño levantado del Señor de los Ejércitos Celestiales. Tan solo pronunciar el nombre de Israel los aterrorizará, porque el
Señor de los Ejércitos Celestiales ha trazado planes en contra de ellos.
En aquel día, cinco de las ciudades de Egipto seguirán al Señor de los
Ejércitos Celestiales, y hasta comenzarán a hablar hebreo, la lengua de
Canaán. Una de esas ciudades será Heliópolis, la Ciudad del Sol.
En aquel día habrá un altar al Señor en el corazón de Egipto, y habrá un
monumento al Señor en su frontera. Este servirá de señal y de testimonio
de que se adora al Señor de los Ejércitos Celestiales en la tierra de Egipto.
Cuando el pueblo clame al Señor por ayuda contra quienes lo oprimen,
él enviará un salvador que lo rescatará. El Señor se dará a conocer a los
egipcios; así es, conocerán al Señor y le darán a él sus sacrificios y ofrendas. Harán un voto al Señor y lo cumplirán. El Señor herirá a Egipto, y
después lo sanará porque los egipcios se volverán al Señor, y él escuchará
sus súplicas y los sanará.
En aquel día, habrá una carretera que conecte Egipto con Asiria. Los
egipcios y los asirios se moverán libremente entre los dos países, y ambos
pueblos adorarán a Dios. En aquel día, Israel será el tercero, junto con
Egipto y Asiria, una bendición en medio de la tierra. Pues el Señor de
los Ejércitos Celestiales dirá: «Bendito sea Egipto, mi pueblo; bendita
sea Asiria, la tierra que yo hice; bendito sea Israel, mi posesión más
preciada».