Inmersion Origenes - Flipbook - Página 32
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INMERSIÓN
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ORÍGENES
11:32–12:19
de los caldeos. Taré se dirigía a la t ierra de Canaán, pero se detuvieron en
Harán y se establecieron allí. Taré vivió doscientos cinco años y murió
mientras aún estaba en Harán.
El Señor le había dicho a Abram: «Deja tu patria y a tus parientes y a la
familia de tu padre, y vete a la t ierra que yo te mostraré. Haré de ti una gran
nación; te bendeciré y te haré famoso, y serás una bendición para otros.
Bendeciré a quienes te bendigan y maldeciré a quienes te traten con desprecio. Todas las familias de la tierra serán bendecidas por medio de ti».
Entonces Abram partió como el S eñor le había ordenado, y Lot fue
con él. Abram tenía setenta y cinco años cuando salió de Harán. Tomó a
su esposa Sarai, a su sobrino Lot, y todas sus posesiones —sus animales y
todas las personas que había incorporado a los de su casa en Harán— y se
dirigió a la tierra de Canaán. Cuando llegaron a Canaán, Abram atravesó la
tierra hasta llegar a Siquem. Allí estableció el campamento, junto al roble
de More. En aquel tiempo, los cananeos habitaban esa región.
Entonces el S eñor se le apareció a Abram y le dijo: «Daré esta t ierra
a tu descendencia». Y Abram edificó allí un altar y lo dedicó al S eñor,
quien se le había aparecido. Después Abram viajó hacia el sur y estableció
el campamento en la zona montañosa, situada entre Betel al occidente,
y Hai al oriente. Allí edificó otro altar y lo dedicó al Señor, y adoró al
Señor. Entonces Abram continuó viajando por tramos en dirección sur,
hacia el Neguev.
En aquel tiempo, un hambre terrible azotó la t ierra de Canaán y obligó a
Abram a descender a Egipto, donde vivió como extranjero. Al acercarse a
la frontera de Egipto, Abram le dijo a su esposa Sarai: «Mira, tú eres una
mujer hermosa. Cuando los egipcios te vean, dirán: “Ella es su esposa.
¡Matémoslo y entonces podremos tomarla!”. Así que, por favor, diles que
eres mi hermana. Entonces me perdonarán la vida y me tratarán bien debido al interés que tienen en ti».
Efectivamente, cuando Abram llegó a Egipto, todos notaron la belleza
de Sarai. Cuando los funcionarios del palacio la vieron, hablaron maravillas de ella al faraón, su rey, y llevaron a Sarai al palacio. Entonces el faraón
le dio a Abram muchos regalos a causa de ella: ovejas, cabras, ganado,
asnos y asnas, siervos y siervas, y camellos.
Pero el Señor envió plagas terribles sobre el faraón y sobre todos los
de su casa debido a Sarai, la esposa de Abram. Así que el faraón mandó
llamar a Abram y lo reprendió severamente: «¿Qué me has hecho? —preguntó—. ¿Por qué no me dijiste que era tu esposa? ¿Por qué dijiste: “Es
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