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INMERSIÓN
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ORÍGENES
31:13-36
acampaba en las llanuras de Moab, al lado del río Jordán frente a Jericó.
Entonces M
oisés, el sacerdote Eleazar y todos los jefes de la comunidad
salieron a su encuentro afuera del campamento. Pero Moisés se enfureció
con los generales y los capitanes que volvieron de la batalla.
«¿Por qué dejaron con vida a las mujeres? —les reclamó—. Precisamente son ellas las que, siguiendo el consejo de Balaam, incitaron al pueblo de Israel a rebelarse contra el Señor en el monte Peor. Son ellas las que
causaron la plaga que hirió al pueblo del S eñor. Así que maten a todos los
niños varones y a todas las mujeres que hayan tenido relaciones sexuales.
Dejen con vida únicamente a las niñas vírgenes; pueden quedarse con
ellas. Y todos ustedes, los que hayan matado a alguien o hayan tocado
un cadáver deben permanecer fuera del campamento durante siete días.
Purifíquense ustedes y sus prisioneros en el tercer día y en el séptimo.
Purifiquen también toda su ropa y todo lo que está hecho de cuero, pelo
de cabra o madera».
Entonces el sacerdote Eleazar les dijo a los hombres que participaron en
la batalla: «El S eñor le ha dado a M
oisés este requisito legal: todo lo que
está hecho de oro, plata, bronce, hierro, estaño o plomo, es decir, todos
los metales resistentes al fuego, deberán ser pasados por el fuego para que
queden ceremonialmente puros. Además deben purificar estos objetos de
metal con el agua de la purificación. Pero todo lo que no es resistente al
fuego lo purificarán únicamente con el agua. El séptimo día laven su ropa
y quedarán purificados, entonces podrán regresar al campamento».
Después el Señor le dijo a Moisés: «Tú, el sacerdote Eleazar y los jefes
de las familias de cada tribu, hagan una lista de todo el botín tomado en
la batalla, incluidos la gente y los animales. Luego dividan el botín en dos
partes y den la mitad a los hombres que lucharon en la batalla y la otra
mitad al resto del pueblo. De lo que le pertenece al ejército, entreguen
primero la porción del botín que le c orresponde al S eñor: uno de cada
quinientos prisioneros, así como del ganado, de los b urros, de las ovejas y
de las cabras. Esta porción de lo que le c orresponde al ejército, entrégasela
al sacerdote Eleazar como ofrenda al Señor. De la mitad que pertenece
al pueblo de Israel, toma uno de cada cincuenta de los prisioneros y del
ganado, de los b urros, de las ovejas, de las cabras y otros animales. Entrega esta porción a los levitas, que están encargados del cuidado del tabernáculo del S eñor». Así que M
oisés y el sacerdote Eleazar hicieron lo
que el Señor ordenó a Moisés.
El botín que quedó de todo lo que los hombres de guerra habían tomado sumó 675.000 ovejas y cabras, 72.000 cabezas de ganado, 61.000
burros y 32.000 muchachas vírgenes.
La mitad del botín se entregó a los hombres de guerra. El total
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