Inmersion Origenes - Flipbook - Página 27
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G é nesis
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Ararat. Dos meses y medio más tarde, mientras las aguas seguían bajando,
otras cumbres se hicieron visibles.
Pasados otros cuarenta días, Noé abrió la ventana que había hecho en la
barca y soltó un cuervo. El pájaro voló ida y vuelta hasta que las aguas del
diluvio terminaron de secarse sobre la tierra. También soltó una paloma
para ver si el agua se había retirado y si la paloma podía encontrar suelo
seco; pero la paloma no pudo encontrar ningún lugar donde posarse, porque el agua aún cubría la tierra. Así que volvió a la barca, y Noé extendió
su mano y metió la paloma adentro. Después de esperar otros siete días,
Noé volvió a soltar la paloma; esta vez la paloma regresó a él por la tarde
con una hoja de olivo fresca en su pico. Entonces Noé supo que las aguas
del diluvio se habían retirado casi por completo. Esperó otros siete días y
volvió a soltar la paloma. Esta vez el ave no regresó.
Ahora Noé tenía seiscientos un años de edad. El primer día del nuevo
año, diez meses y medio después del comienzo del diluvio, las aguas del
diluvio se habían secado de la t ierra casi por completo. Noé levantó la
cubierta de la barca y vio que la superficie de la t ierra se estaba secando.
Pasaron otros dos meses, ¡y por fin la tierra quedó seca!
Entonces D
ios le dijo a Noé: «Todos ustedes —tú y tu esposa, y tus hijos
y sus esposas— salgan de la barca. Suelta a todos los animales —las aves,
los animales y los animales pequeños que c orren por el suelo— para que
puedan ser fructíferos y se multipliquen por toda la tierra».
Entonces Noé, su esposa, sus hijos y las esposas de sus hijos salieron de
la barca; y todos los animales, grandes y pequeños, y las aves salieron de
la barca, pareja por pareja.
Luego Noé construyó un altar al S eñor y allí sacrificó como ofrendas
quemadas los animales y las aves que habían sido aprobados para ese propósito. Al Señor le agradó el aroma del sacrificio y se dijo a sí mismo:
«Nunca más volveré a maldecir la t ierra por causa de los seres humanos,
aun cuando todo lo que ellos piensen o imaginen se incline al mal desde
su niñez. Nunca más volveré a destruir a todos los seres vivos. Mientras
la tierra permanezca, habrá cultivos y cosechas, frío y calor, verano e invierno, día y noche».
Después Dios bendijo a Noé y a sus hijos, y les dijo: «Sean fructíferos
y multiplíquense; llenen la tierra. Todos los animales de la tierra, todas las
aves del cielo, todos los animales pequeños que corren por el suelo y todos
los peces del mar tendrán temor y terror de ustedes. Yo los he puesto bajo
su autoridad. Se los he dado a ustedes como alimento, como les he dado
también los granos y las verduras; pero nunca deben comer de ninguna
carne con su vida, es decir, que aún tenga sangre.
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