Inmersion Origenes - Flipbook - Página 176
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INMERSIÓN
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ORÍGENES
relacionados con la sangre, la celebración de festivales e incluso el
pan sagrado del tabernáculo, todas representan la condición que Dios
espera del pueblo de Israel: que sea santo, apartado para un propósito
especial.
La colección de mandamientos éticos es el núcleo de esta sección
sobre la santidad. Estos mandamientos encarnan la esencia de la razón
por la que los israelitas han sido apartados: para expresar el carácter
justo y compasivo de Dios. Esta colección incluye mandamientos para
mostrar generosidad con los pobres, un trato digno a los ancianos y
discapacitados, el pago justo y a tiempo de salarios, la liberación de las
personas que están siendo explotadas, el cuidado de los extranjeros,
y más. Estas prácticas identificarían a la comunidad del pacto como el
nuevo modelo de Dios para la humanidad. Fueron hechas para superar las demostraciones de orgullo y egoísmo que con tanta frecuencia
caracterizan la rebelión humana.
La cuarta y última sección de Levítico explora un proceso conocido
como redención, que significa «comprar de nuevo». La redención encara el tema crítico de restaurar algo que ha perdido su condición
de santidad. Si algo que debe ser «apartado» ha recibido un trato
común, ¿puede ser restaurado y usado nuevamente para un propósito
especial? La respuesta es sí. La tierra ancestral, por ejemplo, puede
ser reclamada durante un tiempo especial de liberación llamado año
de jubileo. Una posesión dada a Dios mediante un voto puede ser
recuperada, y los israelitas que fueron vendidos en esclavitud pueden
recuperar su libertad.
Al final del libro, se plantea una pregunta importante en relación
con el tema de la redención. Si los israelitas pierden su papel como
pueblo santo a causa de la desobediencia, y son exilados de la Tierra
Prometida, ¿podrán regresar alguna vez? Una vez más encontramos
que la restauración es posible: Dios declara que Israel puede regresar, y
regresará, del castigo y del exilio. Esta sección final de Levítico asegura
a la nación de Israel que Dios jamás olvidará el pacto con su pueblo.
En Levítico, Dios dice repetidamente a su pueblo: «Sé santo porque
yo, el Señor tu Dios, soy santo». Así como Dios es santo, mucho más
allá que cualquier cosa en la creación, él llama a su pueblo a que se
consagren a él mientras vivan en este mundo. Dios elije cumplir su
propósito para el mundo a través de su pueblo y, de ser necesario, él
mismo redimirá a su pueblo para que pueda realizar ese papel.
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