Inmersion Origenes - Flipbook - Página 165
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para hilar el pelo de cabra. Los líderes entregaron piedras de ónice y otras
piedras preciosas para incrustarlas en el efod y en el pectoral del sacerdote.
También contribuyeron con especias y aceite de oliva para el alumbrado,
el aceite de la unción y el incienso aromático. Así, todos los del pueblo de
Israel —cada hombre y cada mujer con deseos de colaborar en la obra que
el S eñor les había dado por medio de M
oisés— presentaron sus ofrendas
con generosidad al Señor.
Luego Moisés dijo al pueblo de Israel: «El Señor ha escogido específicamente a Bezalel, el hijo de Uri y nieto de Hur, de la tribu de Judá. El
Señor llenó a Bezalel del Espíritu de Dios, y le dio gran sabiduría, capacidad y destreza en toda clase de artes manuales y oficios. Él es un maestro
artesano, experto en trabajar el oro, la plata y el bronce. Es hábil en grabar,
en incrustar piedras preciosas y en tallar madera. ¡Es un maestro en todo
trabajo artístico! El S eñor les ha dado tanto a él como a Aholiab, hijo de
Ahisamac, de la tribu de Dan, la capacidad de enseñar a otros sus habilidades técnicas. El Señor los ha dotado de un talento especial en el arte
de grabar, de diseñar, de tejer y bordar en hilo azul, púrpura y escarlata de
lino fino. Ellos se destacan como artesanos y diseñadores.
»El S eñor ha dado sabiduría a Bezalel, a Aholiab y a los demás talentosos artesanos, y los ha dotado de habilidad para realizar todas las tareas
relacionadas con la construcción del santuario. Que construyan y amueblen el tabernáculo tal como el Señor ordenó».
Así que Moisés mandó llamar a Bezalel y Aholiab y a todos los otros a
quienes el Señor había dotado de modo especial y que estaban ansiosos
por ponerse a trabajar. Moisés les entregó los materiales que el pueblo
de I srael había donado como ofrendas sagradas para completar la construcción del santuario. Sin embargo, el pueblo seguía entregando ofrendas
adicionales cada mañana. Finalmente, los artesanos que trabajaban en el
santuario dejaron su labor, fueron a ver a M
oisés y le informaron: «¡La
gente ha dado más de lo necesario para terminar la obra que el S eñor nos
ha ordenado hacer!».
Entonces Moisés dio una orden, y se envió el siguiente mensaje por todo
el campamento: «
Hombres y mujeres: no preparen más ofrendas para el
santuario. ¡Ya tenemos lo suficiente!». Por lo tanto, la gente dejó de llevar
sus ofrendas sagradas. Sus contribuciones fueron más que suficientes para
completar todo el proyecto.
Los hábiles artesanos hicieron diez cortinas de lino de tejido fino para el
tabernáculo. Luego, Bezalel adornó las cortinas con hilo azul, púrpura y
escarlata, y con querubines hábilmente bordados. Las diez cortinas tenían
exactamente la misma medida: doce metros con noventa centímetros de
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