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INMERSIÓN
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ORÍGENES
19:7-23
sacerdotes, mi nación santa”. Este es el mensaje que debes transmitir a los
hijos de Israel».
Entonces M
oisés regresó del monte y llamó a los ancianos del pueblo
y les comunicó todo lo que el S eñor le había ordenado. Y todo el pueblo
respondió a una voz: «Haremos todo lo que el S eñor ha ordenado».
Entonces M
oisés llevó al Señor la respuesta del pueblo.
Luego el S eñor le dijo a M
oisés: «Yo me presentaré ante ti en una
densa nube, para que el pueblo pueda oírme cuando hable contigo; así
ellos siempre confiarán en ti».
Moisés le dijo al Señor lo que el pueblo había dicho. Después el Señor
le dijo a M
oisés: «Desciende y prepara al pueblo para mi llegada. Conságralos hoy y mañana, y haz que laven sus ropas. Asegúrate de que estén
preparados para el tercer día, porque ese día el S eñor descenderá sobre
el monte Sinaí a la vista de todo el pueblo. Marca un límite alrededor del
monte y dile al pueblo esta advertencia: “¡Tengan cuidado! No suban al
monte, ni siquiera toquen los límites. Cualquiera que toque el monte,
será ejecutado. Ninguna mano puede tocar a la persona o al animal que
traspase el límite, sino que esa persona morirá apedreada o atravesada
con flechas. Ellos tendrán que morir”. Sin embargo, cuando se oiga un
toque prolongado del cuerno de carnero entonces el pueblo podrá subir
al monte».
Así que M
oisés descendió a donde estaba el pueblo. Consagró a la gente
para la adoración, y ellos lavaron sus ropas. Les dijo: «Prepárense para el
tercer día y, hasta entonces, absténganse de tener relaciones sexuales».
En la mañana del tercer día, retumbaron truenos y destellaron relámpagos,
y una nube densa descendió sobre el monte. Se oyó un fuerte y prolongado toque de cuerno de carnero, y todo el pueblo tembló. Moisés llevó a
la multitud fuera del campamento para encontrarse con Dios, y todos se
pararon al pie de la montaña. El monte Sinaí estaba totalmente cubierto
de humo, porque el S eñor había descendido sobre él en forma de fuego.
Nubes de humo subían al cielo como el humo que sale de un horno de ladrillos, y todo el monte se sacudía violentamente. A medida que el sonido
del cuerno de carnero se hacía cada vez más fuerte, M
oisés hablaba y D
ios
le respondía con voz de trueno. El S eñor descendió sobre la cumbre del
monte Sinaí y llamó a Moisés a la cima. Así que Moisés subió al monte.
Entonces el Señor le dijo a Moisés:
—Baja de nuevo y advierte al pueblo que no traspase los límites para
ver al Señor, porque quien lo haga morirá. Incluso los sacerdotes que se
acercan al S eñor con regularidad deben purificarse para que el S eñor no
arremeta contra ellos y los destruya.
—Pero S eñor —protestó Moisés—, la gente no puede subir al monte
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