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INMERSIÓN
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ORÍGENES
17:14–18:14
Después de la victoria, el Señor dio a Moisés las siguientes instrucciones: «Escribe esto en un rollo para que sea un recuerdo perpetuo, y
léelo en voz alta a Josué: “Yo borraré por completo la memoria de Amalec de debajo del cielo”». Entonces Moisés edificó un altar en ese lugar y
lo llamó Yahveh-nisi (que significa «el Señor es mi estandarte»). Dijo:
«Por cuanto han levantado su puño contra el trono del Señor, ahora el
Señor estará en guerra con Amalec de generación en generación».
Jetro, el suegro de Moisés y sacerdote de Madián, se enteró de todo lo que
Dios había hecho por M
oisés y por su pueblo, los israelitas; y oyó particularmente cómo el Señor los había sacado de Egipto.
Anteriormente, M
oisés había enviado a su esposa Séfora y a sus dos
hijos de regreso a casa de Jetro, y él los había hospedado. (El primer hijo de
Moisés se llamaba Gersón, porque cuando el niño nació, Moisés dijo: «He
sido un extranjero en tierra extraña». A su segundo hijo lo llamó Eliezer,
porque dijo: «El Dios de mis antepasados me ayudó y me rescató de la
espada del faraón»). Así que Jetro, el suegro de M
oisés, fue a visitarlo al
desierto y llevó consigo a la esposa y a los dos hijos de M
oisés. Llegaron
cuando M
oisés y el pueblo acampaban cerca del monte de Dios. Jetro le
había enviado un mensaje a M
oisés para avisarle: «Yo, tu suegro, Jetro,
vengo a verte, junto con tu esposa y tus dos hijos».
Entonces Moisés salió a recibir a su suegro. Se inclinó ante él y le dio
un beso. Luego de preguntarse el uno al otro cómo les iba, entraron en
la carpa de M
oisés. Moisés le contó a su suegro todo lo que el Señor les
había hecho al faraón y a los egipcios a favor de I srael. También le habló de
todas las privaciones que habían sufrido a lo largo del camino y de cómo el
Señor había librado a su pueblo de las dificultades. Jetro se alegró mucho
al oír de todo el bien que el Señor había hecho por Israel al rescatarlo de
las manos de los egipcios.
«¡Alabado sea el Señor! —exclamó Jetro—. Pues los rescató de los
egipcios y del faraón. ¡Así es, rescató a Israel del poder de Egipto! Ahora
sé que el S eñor es más grande que todos los demás dioses, porque rescató
a su pueblo de la opresión de los egipcios arrogantes».
Luego Jetro, el suegro de Moisés, presentó una ofrenda quemada y sacrificios ante D
ios. Aarón y todos los ancianos de I srael lo acompañaron a
comer lo que fue ofrecido en sacrificio en presencia de Dios.
Al día siguiente, M
oisés se sentó para oír los pleitos que los israelitas
tenían unos con otros. Y el pueblo esperó a ser atendido delante de M
oisés
desde la mañana hasta la tarde.
Cuando el suegro de M
oisés vio todo lo que él hacía por el pueblo, le
preguntó:
—¿Qué logras en realidad sentado aquí? ¿Por qué te esfuerzas en hacer
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