Inmersion Origenes - Flipbook - Página 133
É x odo
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El recipiente utilizado para medir el maná era un gómer, que era la décima parte de un efa; equivalía a dos litros.
Por orden del S eñor, toda la comunidad de I srael partió del desierto de
Sin y anduvo de un lugar a otro. Finalmente acamparon en Refidim, pero
allí no había agua para que el pueblo bebiera. Así que el pueblo volvió a
quejarse contra Moisés:
—¡Danos agua para beber! —reclamaron.
—¡Cállense! —respondió Moisés—. ¿Por qué se quejan contra mí?
¿Por qué ponen a prueba al Señor?
Pero ellos, atormentados por la sed, siguieron discutiendo con Moisés:
—¿Por qué nos sacaste de Egipto? ¿Quieres matarnos de sed a nosotros,
a nuestros hijos y a nuestros animales?
Entonces Moisés clamó al Señor:
—¿Qué hago con este pueblo? ¡Están a punto de apedrearme!
El Señor le dijo a Moisés:
—Pasa por delante del pueblo; toma tu vara, la que usaste para golpear
las aguas del Nilo, y llama a algunos ancianos de Israel para que te acompañen. Yo me pararé frente a ti sobre la roca, en el monte Sinaí. Golpea la
roca, y saldrá agua a chorros. Entonces el pueblo podrá beber.
Así que M
oisés golpeó la roca como se le indicó, y el agua brotó a
chorros a la vista de los ancianos.
Entonces M
oisés llamó a aquel lugar Masá (que significa «prueba») y
Meriba (que significa «discusión»), porque el pueblo de Israel discutió
con M
oisés y puso a prueba al S eñor diciendo: «¿Está o no el S eñor
aquí con nosotros?».
Mientras el pueblo de Israel aún se encontraba en Refidim, los guerreros
de Amalec lo atacaron. Así que Moisés le ordenó a Josué: «Escoge a algunos hombres para salir a pelear contra el ejército de Amalec. Mañana yo
estaré en la cima de la colina sosteniendo la vara de Dios en mi mano».
Josué hizo lo que Moisés le ordenó y peleó contra el ejército de Amalec.
Entre tanto M
oisés, Aarón y Hur subieron a la cima de una colina cercana.
Mientras M
oisés sostenía en alto la vara en su mano, los israelitas vencían;
pero, cuando él bajaba la mano, dominaban los amalecitas. Pronto se le
cansaron tanto los brazos que ya no podía sostenerlos en alto. Así que
Aarón y Hur le pusieron una piedra a Moisés para que se sentara. Luego
se pararon a cada lado de Moisés y le sostuvieron las manos en alto. Así
sus manos se mantuvieron firmes hasta la puesta del sol. Como resultado,
Josué aplastó al ejército de Amalec en la batalla.
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