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INMERSIÓN
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ORÍGENES
16:19-35
Entonces M
oisés les dijo: «No guarden nada para el día siguiente». Sin
embargo, algunos no hicieron caso y guardaron un poco hasta la mañana
siguiente; pero para entonces se había llenado de gusanos y apestaba, y
Moisés se enojó mucho con ellos.
Después de este incidente, cada familia recogía el alimento cada mañana, conforme a su necesidad. Cuando el sol calentaba, los copos que
no se habían recogido se derretían y desaparecían. El sexto día recogían el
doble de lo habitual, es decir, cuatro litros por persona en lugar de dos. Entonces todos los líderes de la comunidad se dirigieron a M
oisés en busca
de una explicación. Él les dijo: «Esto es lo que el Señor ha ordenado:
“Mañana será un día de descanso absoluto, un día sagrado de descanso,
reservado para el Señor. Así que horneen o hiervan hoy todo lo que necesiten y guarden para mañana lo que les sobre”».
Entonces ellos dejaron un poco aparte para el día siguiente, tal como
Moisés había ordenado. Al otro día la comida sobrante estaba buena y
saludable, sin gusanos ni mal olor. Así que M
oisés dijo: «Coman este
alimento hoy, porque es el día de descanso, dedicado al S eñor. Hoy no
habrá alimento en el campo para recoger. Durante seis días se les permite
recoger alimento, pero el séptimo día es el día de descanso; ese día no
habrá alimento en el campo».
Aun así, algunas personas salieron a recoger el día séptimo, pero no encontraron alimento. Entonces el Señor le preguntó a Moisés: «¿Hasta
cuándo este pueblo se negará a obedecer mis mandatos y mis instrucciones? Tienen que entender que el día de descanso es un regalo del S eñor
para ustedes. Por eso él les provee doble cantidad de alimento el sexto
día, a fin de que tengan suficiente para dos días. El día de descanso, todos
deben quedarse en el lugar donde estén; no salgan a buscar pan el séptimo
día». Así que la gente no recogió alimento el día séptimo.
Los israelitas llamaron maná al alimento. Era blanco como la semilla de
cilantro, y tenía un gusto parecido a obleas con miel.
Luego Moisés dijo: «Esto es lo que el S eñor ha ordenado: “Llenen un
recipiente con dos litros de maná y consérvenlo para sus descendientes.
Así las generaciones futuras podrán ver el pan que les di a ustedes en el
desierto cuando los liberé de Egipto”».
Entonces M
oisés le dijo a Aarón: «Toma una vasija y llénala con dos
litros de maná. Después colócala en un lugar sagrado, delante del Señor,
a fin de conservarlo para todas las generaciones futuras». Así que Aarón
hizo tal como el Señor le ordenó a Moisés. Posteriormente lo colocó
dentro del arca del pacto, frente a las tablas de piedra grabadas con las
condiciones del pacto. Y los israelitas comieron maná durante cuarenta
años, hasta que llegaron a la t ierra donde se establecerían. Comieron maná
hasta que llegaron a la frontera de la tierra de Canaán.
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