Inmersion Origenes - Flipbook - Página 119
É x odo
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Así que Moisés levantó su vara al cielo, y el Señor envió truenos
y granizo, y cayeron rayos hacia la tierra. El S eñor descargó una terrible
granizada sobre toda la tierra de Egipto. Nunca en toda la historia de
Egipto hubo una tormenta igual, con rayos sin parar y con un granizo tan
devastador. Dejó a Egipto totalmente en ruinas. El granizo destruyó todo
lo que había en campo abierto: personas, animales y plantas por igual;
hasta los árboles quedaron destrozados. El único lugar donde no cayó granizo fue en la región de Gosén, donde vivía el pueblo de Israel.
Entonces el faraón enseguida mandó llamar a Moisés y a Aarón.
—Esta vez he pecado —confesó—. El Señor es el justo, y mi pueblo
y yo estamos equivocados. Por favor, supliquen al S eñor que ponga fin a
este granizo y a estos truenos tan aterradores. ¡Basta ya! Los dejaré salir;
no tienen que quedarse más tiempo.
—Muy bien —respondió Moisés—. En cuanto salga de la ciudad, levantaré mis manos y oraré al S eñor. Entonces los truenos y el granizo
cesarán, y sabrás que la t ierra pertenece al Señor. Sin embargo, yo sé que
todavía ni tú ni tus funcionarios temen al Señor Dios.
(Todo el lino y toda la cebada quedaron destrozados por el granizo, porque la cebada estaba en espiga y el lino en flor. Pero ni el trigo ni el trigo
espelta sufrieron daño, porque todavía no habían brotado del suelo).
Entonces Moisés se fue del palacio del faraón y salió de la ciudad.
Cuando elevó sus manos al S eñor, los truenos y el granizo cesaron, y
se detuvo la lluvia. Al ver el faraón que la lluvia, el granizo y los truenos
habían cesado, él y sus funcionarios pecaron de nuevo, y el faraón se
puso terco una vez más. Como tenía el corazón endurecido, el faraón se
negó a dejar salir al pueblo, tal como el Señor había dicho por medio
de Moisés.
Entonces el Señor le dijo a M
oisés: «Regresa a ver al faraón y vuelve
a presentar tus demandas. Yo hice que él y sus funcionarios se pusieran
tercos con el fin de mostrar mis señales milagrosas en medio de ellos.
También lo hice para que ustedes pudieran contarles a sus hijos y a sus
nietos acerca de cómo puse en ridículo a los egipcios, acerca de las señales que realicé en medio de ellos, y para que ustedes sepan que yo soy
el Señor».
Así que Moisés y Aarón fueron ante el faraón y le dijeron: «Esto dice
el Señor, Dios de los hebreos: “¿Hasta cuándo te negarás a someterte a
mí? Deja ir a mi pueblo para que me adore. Si te niegas, ¡ten cuidado! Pues
mañana mismo traeré sobre tu tierra una plaga de langostas. Cubrirán la
tierra de tal manera que no podrás ver el suelo. Devorarán lo poquito que
quedó después de la granizada, junto con todos los árboles que crecen en
el campo. Invadirán tus palacios y los hogares de tus funcionarios y todas
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