Inmersion Mesias - Flipbook - Página 471
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y el mundo los odia, porque ellos no pertenecen al mundo, así como yo
tampoco pertenezco al mundo. No te pido que los quites del mundo,
sino que los protejas del maligno. Al igual que yo, ellos no pertenecen
a este mundo. Hazlos santos con tu verdad; enséñales tu palabra, la cual
es verdad. Así como tú me enviaste al mundo, yo los envío al mundo. Y
me entrego por ellos como un sacrificio santo, para que tu verdad pueda
hacerlos santos.
»No te pido solo por estos discípulos, sino también por todos los que
creerán en mí por el mensaje de ellos. Te pido que todos sean uno, así
como tú y yo somos uno, es decir, como tú estás en mí, Padre, y yo estoy
en ti. Y que ellos estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me
enviaste.
»Les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno, como noso
tros somos uno. Yo estoy en ellos, y tú estás en mí. Que gocen de una
unidad tan perfecta que el mundo sepa que tú me enviaste y que los amas
tanto como me amas a mí. Padre, quiero que los que me diste estén con
migo donde yo estoy. Entonces podrán ver toda la gloria que me diste,
porque me amaste aun antes de que comenzara el mundo.
»Oh P
adre justo, el mundo no te conoce, pero yo sí te conozco; y estos
discípulos saben que tú me enviaste. Yo te he dado a conocer a ellos y
seguiré haciéndolo. Entonces tu amor por mí estará en ellos, y yo también
estaré en ellos».
Después de decir esas cosas, Jesús cruzó el valle de Cedrón con sus discí
pulos y entró en un huerto de olivos. Judas, el traidor, conocía ese lugar,
porque Jesús solía reunirse allí con sus discípulos. Los principales sacerdo
tes y los fariseos le habían dado a Judas un grupo de soldados romanos y
guardias del templo para que lo acompañaran. Llegaron al huerto de olivos
con antorchas encendidas, linternas y armas.
Jesús ya sabía todo lo que le iba a suceder, así que salió al encuentro de
ellos.
—¿A quién buscan? —les preguntó.
—A Jesús de Nazaret —contestaron.
—Yo Soy —dijo Jesús.
( Judas, el que lo traicionó, estaba con ellos). Cuando J esús dijo «Yo
Soy», ¡todos retrocedieron y cayeron al suelo! Una vez más les preguntó:
—¿A quién buscan?
Y nuevamente ellos contestaron:
—A Jesús de Nazaret.
—Ya les dije que Yo Soy —dijo J esús—. Ya que soy la persona a quien
buscan, dejen que los demás se vayan.
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