Inmersion Mesias - Flipbook - Página 447
5:36–6:11
J u an
435
que ardía y brillaba, y ustedes se entusiasmaron con su mensaje durante
un tiempo; pero yo tengo un testigo aún más importante que Juan: mis
enseñanzas y mis milagros. El P
adre me dio estas obras para que yo las
realizara, y ellas prueban que él me envió. El P
adre mismo, quien me envió,
ha dado testimonio de mí. Ustedes nunca han oído su voz ni lo han visto
cara a cara, y no tienen su mensaje en el corazón, porque no creen en mí,
que soy a quien el Padre les ha enviado.
»Ustedes estudian las Escrituras a fondo porque piensan que ellas les
dan vida eterna. ¡Pero las Escrituras me señalan a mí! Sin embargo, ustedes
se niegan a venir a mí para recibir esa vida.
»La aprobación de ustedes no significa nada para mí, porque sé que
no tienen el amor de D
ios adentro. Yo he venido en nombre de mi P
adre,
y ustedes me han rechazado. Sin embargo, si otros vienen en su propio
nombre, ustedes los reciben con gusto. ¡Con razón les cuesta creer! Pues
a ustedes les encanta honrarse unos a otros, pero no les importa la honra
que proviene del único que es Dios.
»Sin embargo, no soy yo quien los acusará ante el P
adre. ¡Moisés los
acusará! Sí, Moisés, en quien ustedes han puesto su esperanza. Si en verdad
le creyeran a M
oisés, me creerían a mí, porque él escribió acerca de mí;
pero como no creen en lo que él escribió, ¿cómo creerán lo que yo digo?».
Después J esús cruzó al otro lado del mar de Galilea, conocido también
como el mar de Tiberias. Una gran multitud siempre lo seguía a todas
partes porque veía las señales milagrosas que hacía cuando sanaba a los
enfermos. Entonces Jesús subió a una colina y se sentó allí rodeado de
sus discípulos. (Ya era casi el tiempo de la celebración de la Pascua judía).
Enseguida Jesús vio que una gran multitud venía a su encuentro. Dirigién
dose a Felipe, le preguntó:
—¿Dónde podemos comprar pan para alimentar a toda esta gente?
Lo estaba poniendo a prueba, porque Jesús ya sabía lo que iba a hacer.
Felipe contestó:
—¡Aunque trabajáramos meses enteros, no tendríamos el dinero sufi
ciente para alimentar a toda esta gente!
Entonces habló Andrés, el hermano de Simón Pedro: «Aquí hay un
muchachito que tiene cinco panes de cebada y dos pescados. ¿Pero de qué
sirven ante esta enorme multitud?».
Jesús dijo: «Díganles a todos que se sienten». Así que todos se sentaron
sobre la hierba, en las laderas. (Solo contando a los hombres sumaban
alrededor de cinco mil). Luego J esús tomó los panes, dio gracias a D
ios
y los distribuyó entre la gente. Después hizo lo mismo con los pescados.
InmersionMesias_NTV.indd 435
8/18/2017 8:41:59 AM