Inmersion Mesias - Flipbook - Página 442
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INMERSIÓN
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MESÍAS
3:20–4:7
al mundo, pero la gente amó más la oscuridad que la luz, porque sus ac
ciones eran malvadas. Todos los que hacen el mal odian la luz y se niegan
a acercarse a ella porque temen que sus pecados queden al descubierto,
pero los que hacen lo correcto se acercan a la luz, para que otros puedan
ver que están haciendo lo que Dios quiere.
Luego Jesús y sus discípulos salieron de Jerusalén y se fueron al campo de
Judea. Jesús pasó un tiempo allí con ellos, bautizando a la gente.
En ese tiempo, Juan el Bautista bautizaba en Enón, cerca de Salim,
porque allí había mucha agua; y la gente iba a él para ser bautizada. (Eso
ocurrió antes de que metieran a Juan en la cárcel). Surgió un debate entre
los discípulos de Juan y cierto judío acerca de la purificación ceremonial.
Entonces los discípulos de Juan fueron a decirle:
—Rabí, el hombre que estaba contigo al otro lado del río Jordán, a quien
identificaste como el Mesías, también está bautizando a la gente. Y todos
van a él en lugar de venir a nosotros.
Juan respondió:
—Nadie puede recibir nada a menos que D
ios se lo conceda desde el
cielo. Ustedes saben que les dije claramente: “Yo no soy el Mesías; estoy
aquí solamente para prepararle el camino a él”. Es el novio quien se casa
con la novia, y el amigo del novio simplemente se alegra de poder estar al
lado del novio y oír sus votos. Por lo tanto, oír que él tiene éxito me llena
de alegría. Él debe tener cada vez más importancia y yo, menos.
ȃl vino de lo alto y es superior a cualquier otro. Nosotros somos de la
tierra y hablamos de cosas terrenales, pero él vino del cielo y es superior
a todos. Él da testimonio de lo que ha visto y oído, ¡pero qué pocos creen
en lo que les dice! Todo el que acepta su testimonio puede confirmar que
Dios es veraz. Pues él es enviado por D
ios y habla las palabras de D
ios,
porque Dios le da el Espíritu sin límites. El Padre ama a su Hijo y ha puesto
todo en sus manos. Los que creen en el Hijo de Dios tienen vida eterna.
Los que no obedecen al H
ijo nunca tendrán vida eterna, sino que perma
necen bajo la ira del juicio de Dios.
J esús sabía que los fariseos se habían enterado de que él hacía y bautizaba
más discípulos que Juan(aunque no era Jesús mismo quien los bautizaba
sino sus discípulos). Así que se fue de Judea y volvió a Galilea.
En el camino, tenía que pasar por Samaria. Entonces llegó a una aldea
samaritana llamada Sicar, cerca del campo que Jacob le dio a su hijo José.
Allí estaba el pozo de Jacob; y Jesús, cansado por la larga caminata, se sentó
junto al pozo cerca del mediodía. Poco después, llegó una mujer samari
tana a sacar agua, y Jesús le dijo:
—Por favor, dame un poco de agua para beber.
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