Inmersion Mesias - Flipbook - Página 42
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INMERSIÓN
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MESÍAS
10:1-21
Después el Señor escogió a otros setenta y dos discípulos y los envió de
dos en dos delante de él a todas las ciudades y los lugares que tenía pen
sado visitar. Y les dio las siguientes instrucciones: «La cosecha es grande,
pero los obreros son pocos. Así que oren al Señor que está a cargo de
la cosecha; pídanle que envíe más obreros a sus campos. Ahora vayan, y
recuerden que los envío como ovejas en medio de lobos. No lleven con us
tedes nada de dinero, ni bolso de viaje, ni un par de sandalias de repuesto;
y no se detengan a saludar a nadie por el camino.
»Cuando entren en la casa de alguien, primero digan: “La paz de Dios
sea sobre esta casa”. Si los que viven en la casa son gente de paz, la ben
dición permanecerá; si no lo son, la bendición regresará a ustedes. No
cambien de una casa a otra. Quédense en un lugar, coman y beban lo que
les den. No duden en aceptar la hospitalidad, porque los que trabajan me
recen recibir su salario.
»Si entran en un pueblo donde los reciben bien, coman todo lo que les
ofrezcan. Sanen a los enfermos y díganles: “El reino de Dios ahora está
cerca de ustedes”. Pero si un pueblo se niega a recibirlos bien, salgan a las
calles y digan: “Nos limpiamos de los pies hasta el polvo de su ciudad para
mostrar que los abandonamos a su suerte. Y sepan esto: ¡el reino de Dios
está cerca!”. Les aseguro que, el día del juicio, le irá mejor a la perversa
Sodoma que a ese pueblo.
»¡Qué aflicción les espera, Corazín y Betsaida! Pues, si en las perversas
ciudades de Tiro y de Sidón se hubieran hecho los milagros que hice entre
ustedes, hace tiempo sus habitantes se habrían arrepentido de sus pecados
vistiéndose de tela áspera y echándose ceniza sobre la cabeza en señal de
remordimiento. Así es, el día del juicio, les irá mejor a Tiro y Sidón que
a ustedes. Y ustedes, los de Capernaúm, ¿serán honrados en el cielo? No,
descenderán al lugar de los muertos».
Entonces dijo a sus discípulos: «El que acepta el mensaje de ustedes me
acepta también a mí. El que los rechaza a ustedes a mí me rechaza. Y el que
me rechaza a mí rechaza a Dios, quien me envió».
Cuando los setenta y dos discípulos regresaron, le informaron llenos
de alegría:
—¡Señor, hasta los demonios nos obedecen cuando usamos tu nombre!
—Sí —les dijo—. Vi a Satanás caer del cielo como un rayo. Miren, les
he dado autoridad sobre todos los poderes del enemigo; pueden caminar
entre serpientes y escorpiones y aplastarlos. Nada les hará daño. Pero no
se alegren de que los espíritus malignos los obedezcan; alégrense porque
sus nombres están escritos en el cielo.
En esa misma ocasión, Jesús se llenó del gozo del Espíritu Santo y dijo:
«Oh Padre, Señor del cielo y de la tierra, gracias por esconder estas cosas
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