Inmersion Mesias - Flipbook - Página 365
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M ateo
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cojos caminan bien, los que tienen lepra son curados, los sordos oyen, los
muertos resucitan, y a los pobres se les predica la Buena Noticia. —Y
agregó—: D
ios bendice a los que no se apartan por causa de mí.
Mientras los discípulos de Juan se iban, J esús comenzó a hablar acerca
de él a las multitudes: «¿A qué clase de hombre fueron a ver al desierto?
¿Acaso era una caña débil sacudida con la más leve brisa? ¿O esperaban ver
a un hombre vestido con ropa costosa? No, la gente que usa ropa costosa
vive en los palacios. ¿Buscaban a un profeta? Así es, y él es más que un
profeta. Juan es el hombre al que se refieren las Escrituras cuando dicen:
“Mira, envío a mi mensajero por anticipado,
y él preparará el camino delante de ti”.
»Les digo la verdad, de todos los que han vivido, nadie es superior a
Juan el Bautista. Sin embargo, hasta la persona más insignificante en el
reino del cielo es superior a él. Desde los días en que Juan el Bautista
comenzó a predicar hasta ahora, el reino del cielo ha venido avanzando
con fuerza, y gente violenta lo está atacando. Pues, antes de que viniera
Juan, todos los profetas y la ley de Moisés anunciaban este tiempo; y si
ustedes están dispuestos a aceptar lo que les digo, él es Elías, aquel que
los profetas dijeron que vendría. ¡El que tenga oídos para oír, que escuche
y entienda!
»¿Con qué puedo comparar a esta generación? Se parece a los niños que
juegan en la plaza. Se quejan ante sus amigos:
“Tocamos canciones de bodas,
y no bailaron;
entonces tocamos cantos fúnebres,
y no se lamentaron”.
Pues Juan no dedicaba el tiempo a comer y beber, y ustedes dicen: “Está
poseído por un demonio”. El Hijo del Hombre, por su parte, festeja y bebe,
y ustedes dicen: “¡Es un glotón y un borracho y es amigo de cobradores de
impuestos y de otros pecadores!”. Pero la sabiduría demuestra estar en lo
cierto por medio de sus resultados».
Luego Jesús comenzó a denunciar a las ciudades en las que había hecho
tantos milagros, porque no se habían arrepentido de sus pecados ni se
habían vuelto a D
ios. «¡Qué aflicción les espera, Corazín y Betsaida! Pues,
si en las perversas ciudades de Tiro y de Sidón se hubieran hecho los mila
gros que hice entre ustedes, hace tiempo sus habitantes se habrían arrepen
tido de sus pecados vistiéndose con ropa de tela áspera y echándose ceniza
sobre la cabeza en señal de remordimiento. Les digo que, el día del juicio,
a Tiro y a Sidón les irá mejor que a ustedes.
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