Inmersion Mesias - Flipbook - Página 350
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INMERSIÓN
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MESÍAS
2:18–3:11
«En Ramá se oyó una voz,
llanto y gran lamento.
Raquel llora por sus hijos,
se niega a que la consuelen,
porque están muertos».
Cuando Herodes murió, un ángel del Señor se le apareció en un sueño a
José en Egipto. «¡Levántate! —dijo el ángel—. Lleva al niño y a su madre
de regreso a la tierra de Israel, porque ya murieron los que trataban de
matar al niño».
Entonces José se levantó y regresó a la tierra de Israel con Jesús y su
madre; pero cuando se enteró de que el nuevo gobernante de Judea era
Arquelao, hijo de Herodes, tuvo miedo de ir allí. Entonces, luego de ser
advertido en un sueño, se fue a la región de Galilea. Después la familia fue
a vivir a una ciudad llamada Nazaret y así se cumplió lo que los profetas
habían dicho: «Lo llamarán nazareno».
En esos días, Juan el Bautista llegó al desierto de Judea y comenzó a predi
car. Su mensaje era el siguiente: «Arrepiéntanse de sus pecados y vuelvan
a Dios, porque el reino del cielo está cerca». El profeta Isaías se refería a
Juan cuando dijo:
«Es una voz que clama en el desierto:
“¡Preparen el camino para la venida del Señor!
¡Ábranle camino!”».
Juan usaba ropa tejida con pelo rústico de camello y llevaba puesto un
cinturón de cuero alrededor de la cintura. Se alimentaba con langostas
y miel silvestre. Gente de Jerusalén, de toda Judea y de todo el valle del
Jordán salía para ver y escuchar a Juan; y cuando confesaban sus pecados,
él las bautizaba en el río Jordán.
Cuando Juan vio que muchos fariseos y saduceos venían a mirarlo bauti
zar, los enfrentó. «¡Camada de víboras! —exclamó—. ¿Quién les advirtió
que huyeran de la ira que se acerca? Demuestren con su forma de vivir
que se han arrepentido de sus pecados y han vuelto a D
ios. No se digan
simplemente el uno al otro: “Estamos a salvo porque somos descendientes
de Abraham”. Eso no significa nada, porque les digo que Dios puede crear
hijos de Abraham de estas piedras. Ahora mismo el hacha del juicio de
Dios está lista para cortar las raíces de los árboles. Así es, todo árbol que
no produzca buenos frutos será cortado y arrojado al fuego.
»Yo bautizo con agua a los que se arrepienten de sus pecados y vuelven
a Dios, pero pronto viene alguien que es superior a mí, tan superior que ni
siquiera soy digno de ser su esclavo y llevarle las sandalias. Él los bautizará
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