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INMERSIÓN
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MESÍAS
1:14–2:9
atrás. El Espíritu es la garantía que tenemos de parte de Dios de que nos
dará la herencia que nos prometió y de que nos ha comprado para que
seamos su pueblo. Dios hizo todo esto para que nosotros le diéramos glo
ria y alabanza.
Desde que me enteré de su profunda fe en el S eñor J esús y del amor que
tienen por el pueblo de Dios en todas partes, no he dejado de dar gracias a
Dios por ustedes. Los recuerdo constantemente en mis oraciones y le pido
a Dios, el glorioso Padre de nuestro Señor Jesucristo, que les dé sabiduría
espiritual y percepción, para que crezcan en el conocimiento de D
ios. Pido
que les inunde de luz el corazón, para que puedan entender la esperanza
segura que él ha dado a los que llamó —es decir, su pueblo santo—, quie
nes son su rica y gloriosa herencia.
También pido en oración que entiendan la increíble grandeza del poder
de Dios para nosotros, los que creemos en él. Es el mismo gran poder
que levantó a Cristo de los muertos y lo sentó en el lugar de honor, a la
derecha de Dios, en los lugares celestiales. Ahora Cristo está muy por en
cima de todo, sean gobernantes o autoridades o poderes o dominios o
cualquier otra cosa, no solo en este mundo sino también en el mundo que
vendrá. D
ios ha puesto todo bajo la autoridad de C
risto, a quien hizo ca
beza de todas las cosas para beneficio de la iglesia. Y la iglesia es el cuerpo
de Cristo; él la completa y la llena, y también es quien da plenitud a todas
las cosas en todas partes con su presencia.
Antes ustedes estaban muertos a causa de su desobediencia y sus muchos
pecados. Vivían en pecado, igual que el resto de la gente, obedeciendo al
diablo —el líder de los poderes del mundo invisible—, quien es el espíritu
que actúa en el corazón de los que se niegan a obedecer a D
ios. Todos
vivíamos así en el pasado, siguiendo los deseos de nuestras pasiones y la
inclinación de nuestra naturaleza pecaminosa. Por nuestra propia natura
leza, éramos objeto del enojo de D
ios igual que todos los demás.
Pero D
ios es tan rico en misericordia y nos amó tanto que, a pesar de que
estábamos muertos por causa de nuestros pecados, nos dio vida cuando
levantó a C
risto de los muertos. (¡Es solo por la gracia de D
ios que ustedes
han sido salvados!) Pues nos levantó de los muertos junto con Cristo y
nos sentó con él en los lugares celestiales, porque estamos unidos a Cristo
Jesús. De modo que, en los tiempos futuros, D
ios puede ponernos como
ejemplos de la increíble riqueza de la gracia y la bondad que nos tuvo,
como se ve en todo lo que ha hecho por nosotros, que estamos unidos a
Cristo Jesús.
Dios los salvó por su gracia cuando creyeron. Ustedes no tienen ningún
mérito en eso; es un regalo de Dios. La salvación no es un premio por
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