Inmersion Mesias - Flipbook - Página 196
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INMERSIÓN
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MESÍAS
3:1-17
¡Ay gálatas tontos! ¿Quién los ha hechizado? Pues el significado de la
muerte de J esucristo se les explicó con tanta claridad como si lo hubie
ran visto morir en la cruz. Déjenme hacerles una pregunta: ¿recibieron al
Espíritu Santo por obedecer la ley de Moisés? ¡Claro que no! Recibieron
al E
spíritu porque creyeron el mensaje que escucharon acerca de Cristo.
¿Será posible que sean tan tontos? Después de haber comenzado su nueva
vida en el Espíritu, ¿por qué ahora tratan de ser perfectos mediante sus
propios esfuerzos? ¿Acaso han pasado por tantas experiencias en vano?
¡No puede ser que no les hayan servido para nada!
Vuelvo a preguntarles: ¿acaso D
ios les da al Espíritu Santo y hace mi
lagros entre ustedes porque obedecen la ley? ¡Por supuesto que no! Es
porque creen el mensaje que oyeron acerca de Cristo.
Del mismo modo, «Abraham le creyó a Dios, y D
ios lo consideró justo
debido a su fe». Así que los verdaderos hijos de Abraham son los que
ponen su fe en Dios.
Es más, las Escrituras previeron este tiempo en el que Dios haría jus
tos a sus ojos a los gentiles por causa de su fe. Dios anunció esa Buena
Noticia a Abraham hace tiempo, cuando le dijo: «Todas las naciones
serán bendecidas por medio de ti». Así que todos los que ponen su fe
en C
risto participan de la misma bendición que recibió Abraham por
causa de su fe.
Sin embargo, los que dependen de la ley para hacerse justos ante Dios
están bajo la maldición de Dios, porque las Escrituras dicen: «Maldito es
todo el que no cumple ni obedece cada uno de los mandatos que están
escritos en el libro de la ley de Dios». Queda claro, entonces, que nadie
puede hacerse justo ante D
ios por tratar de cumplir la ley, ya que las Es
crituras dicen: «Es por medio de la fe que el justo tiene vida». El camino
de la fe es muy diferente del camino de la ley, que dice: «Es mediante la
obediencia a la ley que una persona tiene vida».
Pero C
risto nos ha rescatado de la maldición dictada en la ley. Cuando
fue colgado en la cruz, cargó sobre sí la maldición de nuestras fechorías.
Pues está escrito: «Maldito todo el que es colgado en un madero». Me
diante C
risto Jesús, D
ios bendijo a los gentiles con la misma bendición que
le prometió a Abraham, a fin de que los creyentes pudiéramos recibir por
medio de la fe al Espíritu Santo prometido.
Amados hermanos, el siguiente es un ejemplo de la vida diaria: así como
nadie puede anular ni modificar un acuerdo irrevocable, tampoco en este
caso. Dios ha dado las promesas a Abraham y a su hijo. Y noten que la Es
critura no dice «a sus hijos», como si significara muchos descendientes.
Más bien, dice «a su hijo», y eso sin duda se refiere a Cristo. Lo que trato
de decir es lo siguiente: el acuerdo que Dios hizo con Abraham no podía
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