Inmersion Mesias - Flipbook - Página 180
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INMERSIÓN
•
MESÍAS
5:6–6:2
Así que siempre vivimos en plena confianza, aunque sabemos que
mientras vivamos en este cuerpo no estamos en el hogar celestial con el
Señor. Pues vivimos por lo que creemos y no por lo que vemos. Sí, es
tamos plenamente confiados, y preferiríamos estar fuera de este cuerpo
terrenal porque entonces estaríamos en el hogar celestial con el Señor. Así
que, ya sea que estemos aquí en este cuerpo o ausentes de este cuerpo,
nuestro objetivo es agradarlo a él. Pues todos tendremos que estar de
lante de C
risto para ser juzgados. Cada uno de nosotros recibirá lo que
merezca por lo bueno o lo malo que haya hecho mientras estaba en este
cuerpo terrenal.
Dado que entendemos nuestra temible responsabilidad ante el S eñor,
trabajamos con esmero para persuadir a otros. Dios sabe que somos sin
ceros, y espero que ustedes también lo sepan. ¿Estamos de nuevo reco
mendándonos a ustedes? No, estamos dándoles un motivo para que estén
orgullosos de nosotros, para que puedan responder a los que se jactan de
tener ministerios espectaculares en vez de tener un corazón sincero. Si
parecemos estar locos es para darle gloria a Dios, y si estamos en nues
tro sano juicio, es para beneficio de ustedes. Sea de una forma u otra,
el amor de Cristo nos controla. Ya que creemos que Cristo murió por
todos, también creemos que todos hemos muerto a nuestra vida antigua.
Él murió por todos para que los que reciben la nueva vida de Cristo ya
no vivan más para sí mismos. Más bien, vivirán para C
risto, quien murió
y resucitó por ellos.
Así que hemos dejado de evaluar a otros desde el punto de vista hu
mano. En un tiempo, pensábamos de C
risto solo desde un punto de vista
humano. ¡Qué tan diferente lo conocemos ahora! Esto significa que todo
el que pertenece a Cristo se ha convertido en una persona nueva. La vida
antigua ha pasado; ¡una nueva vida ha comenzado!
Y todo esto es un regalo de D
ios, quien nos trajo de vuelta a sí mismo
por medio de C
risto. Y D
ios nos ha dado la tarea de reconciliar a la gente
con él. Pues Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo mismo,
no tomando más en cuenta el pecado de la gente. Y nos dio a nosotros
este maravilloso mensaje de reconciliación. Así que somos embajadores
de C
risto; D
ios hace su llamado por medio de nosotros. Hablamos en
nombre de Cristo cuando les rogamos: «¡Vuelvan a Dios!». Pues Dios
hizo que C
risto, quien nunca pecó, fuera la ofrenda por nuestro pecado,
para que nosotros pudiéramos estar en una relación correcta con D
ios por
medio de C
risto.
Como colaboradores de D
ios, les suplicamos que no reciban ese mara
villoso regalo de la bondad de Dios y luego no le den importancia. Pues
Dios dice:
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