Inmersion Mesias - Flipbook - Página 164
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INMERSIÓN
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MESÍAS
12:4-25
quiero que sepan que nadie que habla por el Espíritu de D
ios maldice a
J esús, y nadie puede decir que Jesús es el Señor excepto por el Espíritu
Santo.
Hay distintas clases de dones espirituales, pero el mismo Espíritu es la
fuente de todos ellos. Hay distintas formas de servir, pero todos servimos
al mismo S eñor. D
ios trabaja de maneras diferentes, pero es el mismo D
ios
quien hace la obra en todos nosotros.
A cada uno de nosotros se nos da un don espiritual para que nos ayude
mos mutuamente. A uno el Espíritu le da la capacidad de dar consejos sa
bios; a otro el mismo Espíritu le da un mensaje de conocimiento especial.
A otro el mismo E
spíritu le da gran fe y a alguien más ese único E
spíritu
le da el don de sanidad. A uno le da el poder para hacer milagros y a otro,
la capacidad de profetizar. A alguien más le da la capacidad de discernir si
un mensaje es del Espíritu de Dios o de otro espíritu. Todavía a otro se le
da la capacidad de hablar en idiomas desconocidos, mientras que a otro
se le da la capacidad de interpretar lo que se está diciendo. Es el mismo y
único Espíritu quien distribuye todos esos dones. Solamente él decide qué
don cada uno debe tener.
El cuerpo humano tiene muchas partes, pero las muchas partes forman
un cuerpo entero. Lo mismo sucede con el cuerpo de C
risto. Entre noso
tros hay algunos que son judíos y otros que son gentiles; algunos son es
clavos, y otros son libres. Pero todos fuimos bautizados en un solo cuerpo
por un mismo Espíritu, y todos compartimos el mismo Espíritu.
Así es, el cuerpo consta de muchas partes diferentes, no de una sola
parte. Si el pie dijera: «No formo parte del cuerpo porque no soy mano»,
no por eso dejaría de ser parte del cuerpo. Y si la oreja dijera: «No formo
parte del cuerpo porque no soy ojo», ¿dejaría por eso de ser parte del
cuerpo? Si todo el cuerpo fuera ojo, ¿cómo podríamos oír? O si todo el
cuerpo fuera oreja, ¿cómo podríamos oler?
Pero nuestro cuerpo tiene muchas partes, y D
ios ha puesto cada parte
justo donde él quiere. ¡Qué extraño sería el cuerpo si tuviera solo una
parte! Efectivamente, hay muchas partes, pero un solo cuerpo. El ojo
nunca puede decirle a la mano: «No te necesito». La cabeza tampoco
puede decirle al pie: «No te necesito».
De hecho, algunas partes del cuerpo que parecieran las más débiles y
menos importantes, en realidad, son las más necesarias. Y las partes que
consideramos menos honorables son las que vestimos con más esmero.
Así que protegemos con mucho cuidado esas partes que no deberían verse,
mientras que las partes más honorables no precisan esa atención especial.
Por eso D
ios ha formado el cuerpo de tal manera que se les dé más honor
y cuidado a esas partes que tienen menos dignidad. Esto hace que haya
armonía entre los miembros a fin de que los miembros se preocupen los
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