Inmersion Mesias - Flipbook - Página 16
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INMERSIÓN
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MESÍAS
1:18-38
Zacarías le dijo al ángel:
—¿Cómo puedo estar seguro de que ocurrirá esto? Ya soy muy anciano,
y mi esposa también es de edad avanzada.
Entonces el ángel dijo:
—¡Yo soy Gabriel! Estoy en la presencia misma de Dios. ¡Fue él quien
me envió a darte esta buena noticia! Pero ahora, como no creíste lo que
te dije, te quedarás mudo, sin poder hablar hasta que nazca el niño. Te
aseguro que mis palabras se cumplirán a su debido tiempo.
Mientras tanto, la gente esperaba a que Zacarías saliera del santuario y
se preguntaba por qué tardaba tanto. Cuando por fin salió, no podía ha
blarles. Entonces, por las señas que hacía y su silencio, se dieron cuenta de
que seguramente había tenido una visión en el santuario.
Cuando Zacarías terminó su semana de servicio en el templo, regresó
a su casa. Poco tiempo después, su esposa, Elisabet, quedó embarazada y
permaneció recluida en su casa durante cinco meses. «¡Qué bondadoso
es el S eñor! —exclamó ella—. Me ha quitado la vergüenza de no tener
hijos».
Cuando Elisabet estaba en su sexto mes de embarazo, D
ios envió al ángel
Gabriel a Nazaret, una aldea de Galilea, a una virgen llamada María. Ella
estaba comprometida para casarse con un hombre llamado José, descen
diente del rey David. Gabriel se le apareció y dijo: «¡Saludos, mujer favo
recida! ¡El S eñor está contigo!».
Confusa y perturbada, María trató de pensar lo que el ángel quería decir.
—No tengas miedo, María —le dijo el ángel—, ¡porque has hallado el
favor de D
ios! Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre
Jesús. Él será muy grande y lo llamarán Hijo del Altísimo. El Señor D
ios le
dará el trono de su antepasado David. Y reinará sobre Israel para siempre;
¡su reino no tendrá fin!
—¿Pero cómo podrá suceder esto? —le preguntó María al ángel—. Soy
virgen.
El ángel le contestó:
—El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá
con su sombra. Por lo tanto, el bebé que nacerá será santo y será llamado
Hijo de D
ios. Además, tu parienta Elisabet, ¡quedó embarazada en su
vejez! Antes la gente decía que ella era estéril, pero ha concebido un hijo y
ya está en su sexto mes de embarazo. Pues la palabra de Dios nunca dejará
de cumplirse.
María respondió:
—Soy la sierva del Señor. Que se cumpla todo lo que has dicho acerca
de mí.
Y el ángel la dejó.
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