Inmersion Mesias - Flipbook - Página 152
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INMERSIÓN
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MESÍAS
3:4-22
bajo el control de su naturaleza pecaminosa. Tienen celos unos de otros y
se pelean entre sí. ¿Acaso eso no demuestra que los controla su naturaleza
pecaminosa? ¿No viven como la gente del mundo? Cuando uno de ustedes
dice: «Yo soy seguidor de Pablo» y otro dice: «Yo sigo a Apolos», ¿no
actúan igual que la gente del mundo?
Después de todo, ¿quién es Apolos?, ¿quién es Pablo? Nosotros solo
somos siervos de Dios mediante los cuales ustedes creyeron la Buena
Noticia. Cada uno de nosotros hizo el trabajo que el Señor nos encargó.
Yo planté la semilla en sus corazones, y Apolos la regó, pero fue D
ios quien
la hizo crecer. No importa quién planta o quién riega; lo importante es
que Dios hace crecer la semilla. El que planta y el que riega trabajan en
conjunto con el mismo propósito. Y cada uno será recompensado por su
propio arduo trabajo. Pues ambos somos trabajadores de Dios; y ustedes
son el campo de cultivo de Dios, son el edificio de Dios.
Por la gracia que Dios me dio, yo eché los cimientos como un experto en
construcción. Ahora otros edifican encima; pero cualquiera que edifique
sobre este fundamento tiene que tener mucho cuidado. Pues nadie puede
poner un fundamento distinto del que ya tenemos, que es Jesucristo.
El que edifique sobre este fundamento podrá usar una variedad de mate
riales: oro, plata, joyas, madera, heno o paja; pero el día del juicio, el fuego
revelará la clase de obra que cada constructor ha hecho. El fuego mostrará
si la obra de alguien tiene algún valor. Si la obra permanece, ese construc
tor recibirá una recompensa, pero si la obra se consume, el constructor su
frirá una gran pérdida. El constructor se salvará, pero como quien apenas
se escapa atravesando un muro de llamas.
¿No se dan cuenta de que todos ustedes juntos son el templo de Dios y
que el Espíritu de Dios vive en ustedes? Dios destruirá a cualquiera que
destruya este templo. Pues el templo de D
ios es santo, y ustedes son este
templo.
Dejen de engañarse a sí mismos. Si piensan que son sabios de acuerdo
con los criterios de este mundo, necesitan volverse necios para ser verda
deramente sabios. Pues la sabiduría de este mundo es necedad para D
ios.
Como dicen las Escrituras:
«Él atrapa a los sabios
en la trampa de su propia astucia».
Y también:
«El Señor conoce los pensamientos de los sabios;
sabe que no valen nada».
Así que no se jacten de seguir a un líder humano en particular. Pues a
ustedes les pertenece todo: ya sea Pablo o Apolos o Pedro, o el mundo, o
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