Inmersion Mesias - Flipbook - Página 141
INMERSOS EN 2 TESALONICENSES
A U N Q U E PA B L O ya había escrito una carta a los nuevos creyentes en
Tesalónica (ver «Inmersos en 1 Tesalonicenses», pág. 121), seguían necesitando liderazgo y estímulo. Alguien que afirmaba ser Pablo aparentemente les había escrito, ¡diciéndoles cosas totalmente diferentes!
Una de las principales preocupaciones de los tesalonicenses era el
momento en que Jesús volvería a la tierra para iniciar el pleno gobierno
de Dios. En su primera carta, Pablo les había explicado que el momento
exacto de la llegada de Jesús no se podía predecir. Animaba a los
creyentes a vivir de tal manera que Jesús fuera honrado en la vida de
ellos, sin importar cuándo él regresara.
Pero la carta falsa que habían recibido decía que «el día del Señor»,
que se entendía como la victoria decisiva de Dios sobre sus enemigos,
ya había comenzado. Esos falsos maestros afirmaban haber recibido
visiones y revelaciones que lo confirmaban. Eso hacía que los tesalonicenses cuestionaran lo que Pablo les había enseñado en persona y en
su primera carta.
Así que Pablo volvió a escribir, y como las cartas generalmente se dictaban a un escriba, esta vez autenticó su carta con una firma personal
al final. Esta carta, ahora conocida como 2 Tesalonicenses, abordó esas
nuevas preocupaciones y reafirmó algunas de las enseñanzas anteriores
de Pablo.
Pablo explica que Jesús no regresará hasta que aparezca una figura
llamada «hombre de anarquía». Esta persona traerá el apogeo del mal
en la tierra. Engañará a todo el mundo para que la adoren como Dios
y suprimirá con violencia la adoración de cualquier otro. Su llegada
marcará la culminación de la lucha entre el bien y el mal, y en ese punto
Jesús vendrá para derrotar al «hombre de anarquía» y establecer el
reino de Dios.
Luego Pablo confirma lo que había dicho antes: nadie sabe exactamente cómo y cuándo ocurrirá eso. Lo importante es vivir bien para
Dios ahora y enfrentar el sufrimiento y la persecución con resistencia y
esperanza en el regreso de Cristo.
Finalmente, Pablo observa nuevamente que algunos de la comunidad seguían negándose a trabajar para ganarse la vida. Aparentemente
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