Inmersion Mesias - Flipbook - Página 136
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INMERSIÓN
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MESÍAS
2:3-17
allí justo antes de verlos a ustedes. Aun así, nuestro Dios nos dio el valor
de anunciarles la Buena Noticia con valentía, a pesar de gran oposición.
Como ven, no predicamos con engaño ni con intenciones impuras o
artimañas.
Pues hablamos como mensajeros aprobados por Dios, a quienes se les
confió la Buena Noticia. Nuestro propósito es agradar a D
ios, no a las
personas. Solamente él examina las intenciones de nuestro corazón. Como
bien saben, ni una sola vez tratamos de ganarlos adulándolos. ¡Y Dios es
nuestro testigo de que nunca aparentamos ser amigos de ustedes con el
fin de sacarles dinero! En cuanto a elogios humanos, nunca los hemos
buscado ni de ustedes ni de nadie.
Como apóstoles de C
risto, sin duda teníamos el derecho de hacerles
ciertas exigencias; sin embargo, fuimos como niños entre ustedes. O bien,
fuimos como una madre que alimenta y cuida a sus propios hijos. Los
amamos tanto que no solo les presentamos la B
uena Noticia de D
ios, sino
que también les abrimos nuestra propia vida.
¿Acaso no se acuerdan, amados hermanos, cuánto trabajamos entre us
tedes? Día y noche nos esforzamos por ganarnos la vida, a fin de no ser una
carga para ninguno de ustedes mientras les predicábamos la B
uena N
oticia
de Dios. Ustedes mismos son nuestros testigos —al igual que D
ios— de
que fuimos consagrados, sinceros e intachables con todos ustedes, los cre
yentes. Y saben que tratamos a cada uno como un padre trata a sus propios
hijos. Les rogamos, los alentamos y les insistimos que lleven una vida que
Dios considere digna. Pues él los llamó para que tengan parte en su reino
y gloria.
Por lo tanto, nunca dejamos de darle gracias a D
ios de que cuando reci
bieron su mensaje de parte nuestra, ustedes no consideraron nuestras pa
labras como solo ideas humanas. Tomaron lo que dijimos como la misma
palabra de D
ios, la cual, por supuesto, lo es. Y esta palabra sigue actuando
en ustedes los que creen.
Y luego, amados hermanos, sufrieron persecución por parte de sus pro
pios compatriotas. De esta manera imitaron a los creyentes de las iglesias
de Dios en Judea, quienes por su fe en Cristo Jesús sufrieron a manos
de su propio pueblo, los judíos. Pues algunos de los judíos mataron a los
profetas, y otros incluso mataron al Señor Jesús. Ahora también nos han
perseguido a nosotros. Ellos no agradan a D
ios y actúan en contra de toda
la humanidad al tratar de impedir que prediquemos la B
uena Noticia de
salvación a los gentiles. Cuando hacen esto siguen amontonando sus pe
cados, pero la ira de Dios por fin los ha alcanzado.
Amados hermanos, después de estar separados de ustedes por un breve
tiempo (aunque nuestro corazón nunca los dejó), hicimos todo lo posible
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