Biblia de estudio Swindoll | Evangelio de Juan - Flipbook - Página 40
JUAN 18:6
1388
Únelos, protégelos, santifícalos
JUAN 17:6-19
AL ORA R JE SÚS por Sus discípulos, oraba para que ocurrieran tres cosas: que se unieran,
que fueran protegidos del maligno y que fueran santificados.
Primero, Jesús oró por la unidad de Sus discípulos. Si estudias a los doce discípulos,
observarás que eran personas individualistas. No eran necesariamente colaboradores. Eran
obstinados. A veces, eran torpes e imposibles de enseñar. Eran orgullosos. Mateo era
un cobrador de impuestos. Pedro era pescador. A Juan y Santiago los llamaban «hijos del
trueno» (Mc 3:17). Aun así, el Señor oró, en efecto: «Padre, quiero
que Tú tomes a estos hombres tenaces y los conviertas en una
Si vives tu
unidad». En Juan 17:11, oró: «Protégelos con el poder de tu nombre
para que estén unidos como lo estamos nosotros».
vida lejos
Segundo, Jesús oró por la protección de Sus discípulos. Dijo:
del contacto
«Les he dado tu palabra, y el mundo los odia, porque ellos no pertenecen al mundo, así como yo tampoco pertenezco al mundo. No te
regular con la
pido que los quites del mundo, sino que los protejas del maligno»
Palabra de Dios,
(Jn 17:14-15). Estos versículos nos dan una clara descripción de la
estrategia de Jesús. Él nunca anima a vivir detrás de las paredes
el mundo está
de un monasterio, ya sea física o espiritualmente. Quiere que Sus
en camino a
discípulos estén en contacto con el mundo, para que el mundo
tenga Su luz. Si el mundo nunca viera a los cristianos o tuviera
instalarse en ti.
contacto con ellos, no tendría luz. Así que Jesús estaba diciendo:
«Señor, no quiero que los saques del mundo. Déjalos en el mundo,
pero protégelos». No se trata de aislamiento, sino de protección. Necesitamos protección
para movilizarnos en el fuego y en el crisol de este mundo, sin que el maligno nos desanime o nos destruya.
Creo que, en la doble petición de Jesús, la unidad y la protección están vinculadas.
El maligno descubre la desunión y nos ataca por esa grieta en nuestra armadura. Por eso
es que a nosotros, la iglesia, el apóstol Pablo nos dice en Efesios 4 que nos mantengamos unidos en el Espíritu. El Espíritu de Dios da unidad, y nosotros debemos cultivarla.
Debemos cerrar las brechas, las grietas, las rajaduras. El propósito es que podamos tener
un efecto positivo en una sociedad decadente y pervertida.
Tercero, Jesús oró por la santidad de Sus discípulos. Observa esta tercera petición:
«Hazlos santos con tu verdad; enséñales tu palabra, la cual es verdad» (Jn 17:17). Primero,
Jesús dijo: «Protégelos», y ahora Él dice: «Santifícalos». Él quiere que Sus seguidores sean
apartados para un propósito ya previsto. No quiere que pierdan la visión, nunca. ¿Cómo
somos santificados? Las Escrituras nos lo dicen justo aquí: a través de la Palabra de Dios,
que es verdad. Aparte de este Libro no puedes vivir la vida que estabas destinado a vivir. Si
te alejas de la Fuente de verdad y te adentras en el páramo de la subjetividad y las opiniones humanas, te desviarás sin excepción. Si vives tu vida lejos del contacto regular con la
Palabra de Dios, el mundo está en camino a instalarse en ti.
Los que hoy creemos en Jesús estamos incluidos en esta oración (véase Jn 17:20).
Jesús ha orado para que tengamos unidad, protección y santidad. Por lo tanto, estas cosas
nos han sido dadas. Tenemos que ponerlas en práctica.