Biblia de estudio Swindoll | Evangelio de Juan - Flipbook - Página 20
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JUAN 6:22
con entusiasmo en la barca, ¡y enseguida llegaron a
su destino!
Jesús, el pan de vida
22 Al día siguiente, la multitud que se había quedado
en la otra orilla del lago se dio cuenta de que los discípulos habían tomado la única barca y que Jesús
no había ido con ellos. 23 Varias barcas de Tiberias
arribaron cerca del lugar donde el Señor había bendecido el pan y la gente había comido. 24 Cuando la
multitud vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban
allí, subieron a las barcas y cruzaron el lago hasta Capernaúm para ir en busca de Jesús. 25 Lo encontraron
al otro lado del lago y le preguntaron:
—Rabí,* ¿cuándo llegaste acá?
26 Jesús les contestó:
—Les digo la verdad, ustedes quieren estar conmigo porque les di de comer, no porque hayan entendido las señales milagrosas. 27 No se preocupen
tanto por las cosas que se echan a perder, tal como la
comida. Pongan su energía en buscar la vida eterna
que puede darles el Hijo del Hombre.* Pues Dios
Padre me ha dado su sello de aprobación.
28 —Nosotros también queremos realizar las obras
de Dios —contestaron ellos—. ¿Qué debemos hacer?
29 Jesús les dijo:
—La única obra que Dios quiere que hagan es que
crean en quien él ha enviado.
30 —Si quieres que creamos en ti —le respondieron—, muéstranos una señal milagrosa. ¿Qué puedes
hacer? 31 Después de todo, ¡nuestros antepasados
comieron maná mientras andaban por el desierto!
Las Escrituras dicen: “Moisés les dio de comer pan
del cielo”*.
32 Jesús les respondió:
—Les digo la verdad, no fue Moisés quien les dio
el pan del cielo, fue mi Padre. Y ahora él les ofrece el
verdadero pan del cielo, 33 pues el verdadero pan de
Dios es el que desciende del cielo y da vida al mundo.
34 —Señor —le dijeron—, danos ese pan todos
los días.
35 Jesús les respondió:
—Yo soy el pan de vida. El que viene a mí nunca volverá a tener hambre; el que cree en mí no tendrá sed
jamás. 36 Pero ustedes no han creído en mí, a pesar de
que me han visto. 37 Sin embargo, los que el Padre me
ha dado vendrán a mí, y jamás los rechazaré. 38 Pues
he descendido del cielo para hacer la voluntad de
Dios, quien me envió, no para hacer mi propia voluntad. 39 Y la voluntad de Dios es que yo no pierda ni a
uno solo de todos los que él me dio, sino que los resucite, en el día final. 40 Pues la voluntad de mi Padre es
que todos los que vean a su Hijo y crean en él tengan
vida eterna; y yo los resucitaré en el día final.
41 Entonces la gente comenzó* a murmurar en desacuerdo, porque él había dicho: «Yo soy el pan que
descendió del cielo». 42 Ellos se decían: «¿Acaso no
es este Jesús, el hijo de José? Conocemos a su padre y
a su madre. ¿Y ahora cómo puede decir: “Yo descendí
del cielo”?».
43 Jesús les contestó: «Dejen de quejarse por lo que
dije. 44 Pues nadie puede venir a mí a menos que me lo
traiga el Padre, que me envió, y yo lo resucitaré en el día
final. 45 Como dicen las Escrituras:* “A todos les enseñará Dios”. Todos los que escuchan al Padre y aprenden
de él, vienen a mí. 46 (No es que alguien haya visto al
Padre; solamente yo lo he visto, el que Dios envió).
47 »Les digo la verdad, todo el que cree, tiene vida
eterna. 48 ¡Sí, yo soy el pan de vida! 49 Sus antepasados
comieron maná en el desierto, pero todos murieron,
50 sin embargo, el que coma el pan del cielo nunca morirá. 51 Yo soy el pan vivo que descendió del cielo. Todo
el que coma de este pan vivirá para siempre; y este pan,
que ofreceré para que el mundo viva, es mi carne».
52 Entonces la gente comenzó a discutir entre
sí sobre lo que él quería decir. «¿Cómo puede este
hombre darnos de comer su carne?», se preguntaban.
53 Por eso Jesús volvió a decir: «Les digo la verdad,
a menos que coman la carne del Hijo del Hombre
y beban su sangre, no podrán tener vida eterna en
ustedes; 54 pero todo el que coma mi carne y beba
mi sangre tendrá vida eterna, y yo lo resucitaré en
el día final. 55 Pues mi carne es verdadera comida y
mi sangre es verdadera bebida. 56 Todo el que come
mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en
él. 57 Yo vivo gracias al Padre viviente que me envió;
de igual manera, todo el que se alimente de mí vivirá
gracias a mí. 58 Yo soy el pan verdadero que descendió
del cielo. El que coma de este pan no morirá —como
les pasó a sus antepasados a pesar de haber comido el
maná— sino que vivirá para siempre».
59 Jesús dijo esas cosas mientras enseñaba en la
sinagoga de Capernaúm.
Muchos discípulos abandonan a Jesús
60 Muchos de sus discípulos decían: «Esto es muy difícil de entender. ¿Cómo puede alguien aceptarlo?».
61 Jesús estaba consciente de que sus discípulos se
quejaban, así que les dijo: «¿Acaso esto los ofende?
62 ¿Qué pensarán, entonces, si ven al Hijo del Hombre
ascender al cielo otra vez? 63 Solo el Espíritu da vida
eterna; los esfuerzos humanos no logran nada. Las
palabras que yo les he hablado son espíritu y son vida,
64 pero algunos de ustedes no me creen». (Pues Jesús
sabía, desde un principio, quiénes eran los que no
creían y también quién lo traicionaría). 65 Entonces
les dijo: «Por eso dije que nadie puede venir a mí a
menos que el Padre me lo entregue».
66A partir de ese momento, muchos de sus discípulos se apartaron de él y lo abandonaron. 67 Entonces Jesús, mirando a los Doce, les preguntó:
—¿Ustedes también van a marcharse?
68 Simón Pedro le contestó:
—Señor, ¿a quién iríamos? Tú tienes las palabras
que dan vida eterna. 69 Nosotros creemos y sabemos
que tú eres el Santo de Dios.*
6:25 Rabí, del arameo, significa «amo» o «maestro». 6:27 «Hijo del Hombre» es un título que Jesús empleaba para referirse a sí mismo. 6:31 Ex 16:4; Sal 78:24. 6:41 En griego
Entonces los judíos comenzaron; también en 6:52. 6:45 En griego Como está escrito en los profetas. Is 54:13. 6:69 Otros manuscritos dicen tú eres el Cristo, el Santo de Dios;
otros dicen tú eres el Cristo, el Hijo de Dios; e incluso otros dicen tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.