SCLECARTO Revista N6 2024 - Flipbook - Página 61
Trasferencia del FHL; una opción ante grandes defectos de aquiles: a propósito de un caso.
Posteriormente se plani昀椀ca la plastia Christensen: la
longitud de la misma debe comprender la suma del defecto a
cubrir y un pedículo de 1-2cm.
Se realiza, tras la preparación del tendón a transferir y la
plastia de aumentación, la tunelización de la tuberosidad del
calcáneo para el anclaje del tendón FHL. Se emplea una aguja
para el paso de las suturas del tendón y posteriormente el
anclaje del mismo se realiza con un tornillo interferencial.
Figura 11: Aspecto final tras cierre de fascia.
La pauta postoperatoria consistió en inmovilización con
férula y descarga las primeras 4 semanas, con sustitución
de la misma por una bota Walker con 3 cuñas, carga parcial
y comienzo de la rehabilitación a partir de entonces; se fue
retirando una cuña semanalmente y a las 6 semanas, se
permitió la carga total. A los 10 meses se le dio permiso al
paciente para correr.
Figura 7: Tunelización de la tuberosidad del calcáneo y paso con aguja de suturas del
tendón FHL.
RESULTADOS
Al año de seguimiento, no hay rastro de infección; el
paciente no re昀椀ere dolor y el balance articular del tobillo es
completo, con fuerza 4+/5 respecto a contralateral. Camina
sin cojera, sube y baja escaleras sin problemas, monta en
bicicleta, corre y puede realizar marcha de puntillas bipodales.
DISCUSIÓN
Figura 8: Anclaje del tendón FHL transferido al calcáneo mediante tornillo interferencial.
Posteriormente, se prepara la plastia Christensen
mediante suturas tipo Krakov y se realiza el anclaje de la
misma, dorsalmente al FHL en la tuberosidad del calcáneo,
mediante 2 arpones. Se sutura la fascia y se comprueba
buena tensión 昀椀nal de la construcción.
Figura 9: Plastia Christensen preparada con suturas tipo Krakov.
Figura 10: Tensión del conjunto. Se debe valorar teniendo en cuenta la flexión-extensión de
las rodillas, tensión del complejo gastro-sóleo y respecto a tobillo contralateral.
El manejo de los defectos en el tendón de Aquiles,
resultantes de roturas crónicas o infecciones locales, supone
un reto para el traumatólogo. Es en grandes defectos, >56cm, donde existen más dudas respecto al manejo, y no
existe consenso, existiendo múltiples alternativas, como
trasferencias tendinosas de FHL, FDC, Peroneos, Plantar
delgado, y uso de aloinjertos, entre otras.
En este caso se desestimó el uso de aloinjertos dados
los antecedentes de infección reciente y la falta de evidencia
respecto a sus resultados a largo plazo.
El FHL puede ser considerado como una de las mejores
opciones para el tratamiento de estos grandes defectos,
ya que actúa, como el tríceps sural, en el 3º rocker del ciclo
de la marcha, presenta buena disponibilidad en el campo
quirúrgico, un mayor vientre muscular que otros tendones
como el FDC y muestra muy buena capacidad de adaptación
ante sobrecarga tras su transferencia, mostrando hipertro昀椀a
hasta en un 52% ante estímulos de esfuerzo(7).
La combinación de esta transferencia de FHL y plastias
locales de aumentación (V-Y, turndown) podría ofrecer
mejores resultados que la transferencia aislada, obteniendo
una menor tasa de complicaciones y mejores resultados
funcionales a costa de un mayor tiempo quirúrgico, aunque
sin signi昀椀cación estadística, según Apinun J. et al(8).
Para 昀椀nalizar, y como conclusión, se puede a昀椀rmar que
el manejo de los defectos de tendón de Aquiles suponen
un gran desafío, con múltiples opciones de tratamiento; en
defectos inferiores a los 2 cm, la sutura directa puede ser la
solución; en defectos de entre 2 y 6 cm un alargamiento V-Y,
con o sin combinación de otras transferencias tendinosas
es una buena opción; pero es en defectos superiores a 6 cm
donde no se ha visto consenso. Se han descrito numerosas
plastias, pero en los últimos años la transferencia del FHL se
presenta como una opción atractiva, habiéndose publicado
buenos resultados.
Revista Sclecarto- N.º 6 - Año 2024 - 61