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Entrevistas
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¿Cómo empezaste en el mundo
del diseño?
Empecé a escribir para
una joven revista cultural
cuando tenía 15 años y descubrí muy rápido que me
gustaba más diseñar que
escribir para ella.
¿Con qué proyecto te diste
cuenta de que podías vivir de
esto?
Cuando era estudiante
en Viena, conseguí trabajar
para la que probablemente
era entonces la mejor compañía de teatro vanguardia de la ciudad. Empecé
a diseñar todos sus pósters
y programas. Fue increíblemente emocionante el poder
ver tus pósters colgados por
toda la ciudad. Me encantó,
y así empezó todo.
Entrevistas
«Mi único
héroe del
diseño es
Tibor
Kalman»
¿Cómo es tu relación con otras
áreas de creatividad como el
baile, el cine o la pintura, entre
otras actividades artísticas?
Mi relación con la mayoría de estas disciplinas
es de mero espectador. Veo
mucha pintura, pero no pinto; voy a muchos conciertos,
pero no hago nada de música; y nunca he mantenido
ningún contacto con la danza, una de las pocas áreas
que no conozco lo suficiente como para encontrarla
atractiva. Desde que estoy
involucrado en la grabación
de documentales, mi concepto sobre las películas, incluso
las malas, ha crecido increíblemente. Es difícil hacer incluso una obra mediocre.
¿Cuál es la persona a la más
admiras?
Hay tantas: James Turrell, Ann Hamilton, Adolf
Woelfli, David Byrne, Brian
Eno…. y esos son sólo los
primeros que se me han ocurrido.
¿Cuál es la persona que más te
ha marcado en tu vida?
Tibor Kalman es la persona que más me ha influido
en mi vida como diseñador
y mi único héroe del diseño.
Hace 25 años, cuando era
estudiante en Nueva York, le
llamé cada semana durante
seis meses y llegué a conocer muy bien a la recepcionista de M&Co. Cuando al
fin accedió a recibirme, resultó que tenía un boceto en
mi portfolio que se parecía
a un concepto y un trabajo
en el que M&Co estaba justo trabajando. Corrió a enseñarme el prototipo muerto
de miedo de que luego dijera que me lo había robado
del portfolio. ¡Me sentí tan
halagado!
Cinco años después de
empezar a trabajar allí
descubrí que era su talento
como vendedor el que diferenciaba su estudio del
resto. Había a su alrededor
varias personas que eran
tan inteligentes como Tibor
(y también había muchos
que eran mejores diseñadores), pero nadie podía
vender esos conceptos sin
cambios, conseguir transmitir esas ideas al público sin
que prácticamente nada las
alterase.
Nadie más era tan apasionado. Como jefe no tenía
reparos en disgustar a sus
clientes o empleados —recuerdo su reacción sobre un
logo en el que había trabajado durante semanas y del
que estaba muy orgulloso:
«Stefan, esto es terrible, estoy tan decepcionado»—.
No obstante, se podía ver su
gran corazón. Tuvo las agallas de arriesgarlo todo, yo
fui testigo de un proyecto de
arquitectura en el que él y
M&Co habían colaborado
con un arquitecto famoso y
habían pasado un año trabajando. Estaba deseando
pasar de largo la cuestión
de quién lo presentaría al
cliente. Tibor tenía una forma peculiar de dar consejos, de compartir trozos de
sabiduría, presentados en
un lenguaje rudo, que luego
fue conocido como el tiborismo: «Lo más difícil cuando se dirige una empresa
de diseño es no crecer», me
dijo cuando abrí mi propio
pequeño estudio.
«No vayas a gastarte el
dinero que te paguen o te
vas a convertir en la puta de
las agencias de publicidad
el resto de tu vida» fue su
frase de despedida cuando
me mudé a Hong Kong para
abrir un estudio de diseño
para Leo Burnett. Esta perspicacia era también la razón por la que M&Co tenía
tanta prensa, los periodistas
podían llamarle y podía
proveer toda la estructura
para una historia y algunas
citas fantásticas. Siempre
estaba dispuesto y preparado para saltar de un área
a otra, diseño corporativo,
productos, urbanismo, vídeos de música, películas
documentales, libros para
niños, edición de revistas….
Todo estaba incluido bajo el
mantra: «debes hacer todo
dos veces: la primera vez no
sabes lo que estás haciendo;
la segunda vez lo haces; la
tercera vez es aburrido».
Hizo un buen trabajo consiguiendo buenas ideas para
buenas personas.
¿Qué te inspira para crear tus
diseños?
Una de las fuentes más
frecuentes de inspiración es
una habitación de hotel recién ocupada. Me resulta
fácil trabajar en un lugar
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