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Paisaje del Camino de Invierno a
su paso por Valdeorras
Por Mª Asunción Arias
Presidenta de la Asociación Amigos do Camiño de Santiago por Valdeorras
Dice el poeta Sri Aurovindo en estos versos:
En pura unidad de todo el mundo se funde;
almas eternas,fuerzas sin limite, hallandose
Se unen en danza divina
tejiendo Natura uniforme.
Ritmo de él Imperecedero.
Fotografiar el instante de la luz captada por el ojo que mira
el retrovisor de la cámara, es como ojear la bóveda celeste
y captar una estrella fugaz.
La entrada natural del Camino de Invierno por Quereño se
tiñe de vibraciones en los cánticos de las aguas que bajan
de la sierra de la Lastra para juntarse con las del río Sil.
Se hace dios alado el fotógrafío peregrino para mostrarnos
las cuevas cársticas preñadas de memorias, de pasados
geológicos mirándose en las espejadas aguas del Embalse
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de Pumares, para levantarse “más arriba, más allá” mostrándonos en su caminar, tanto por la tierra, como por el
cielo, como por el aire, las montañas de Carballeda y Casaio arrabuñadas por las palas extrayendo pizarra que viaja
por el planeta cubriendo hogares al abrigo del fuego.
Sigue serpenteando el Camino entre la Ribeira del Sil y la
vía férrea para ojear, desde las alturas, el puente de Sobradelo y acercarnos hacia O Barco con una vista panorámica
de Éntoma en la que se destaca su iglesia rojiza de reminiscencias del Temple.
Nos encontramos con el monte Xirimil y las Viasteiras, recuerdos de la Vía de las Estrellas que nos llevan de la mano
por los mapas del cielo grabados en los petroglifos de Valdeorras y que van guiando el paisaje por donde va el trazado del Camino de Invierno.