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Bajas del monte seguro y confiado
y recorres el Valle tan sorprendido,
que rompes a cantar emocionado.
Y es que tú, mi Quiroga, vas herido,
por un amor profundo, delicado,
generoso, fiel y compartido.
Dejamos atrás el apacible valle de Quiroga y el río Sil para
emprender rumbo a las tierras de Lemos, pasando antes
por la cuenca del río Lor y los hermosos bosques que encontramos al cruzar sobre el puente de origen romano y
reconstruido en el medievo.
Pobra de Brollón es el primer núcleo que vemos en el amplio valle de Lemos. Sus habitantes son conocidos como
Guímaros, en alusión a su histórica rebeldía y su levantamiento contra la opresión de impuestos que sufrían por
parte de los Condes de Lemos.
Los grandes Señores de Lemos habitaron en el municipio
de Monforte de Lemos, situada en medio del Valle y que
vemos surgir en el horizonte coronada por el Castillo, con
la torre del homenaje y el monasterio bendictino de San
Vicente do Pino. Todo un reflejo del poderío religioso y feudal atesorado a lo largo de la Edad Media y en constante
pugna por el dominio de estas tierras de Lemos.
Sin duda, el paisaje natural de este valle está dominado por
la visión del conjunto monumental de San Vicente, que actualmente forma parte del Parador Natural de Turismo de
Monforte. Sin embargo, el paisaje urbano está marcado por
el Río Cabe, que cruza mansamente este núcleo milenario
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de norte a sur y desemboca en el río Sil.
Traemos aquí un pequeño poema de Manuel María, Poemita del río Cabe, recogido en su Cancionero de Monforte de
Lemos:
¡Oh Cabe, mi río Cabe,
murmurador y risueño,
tienes la ternura del ave,
pasas cantador y ligero!
Mandó la estrella de la surte,
que extendieses la ciudad.
Cuando pasas por Monforte,
¡vas lleno de vanidad..!
¡No le temes al castillo,
los puentes non te dominan!
¡Sigues, ufano y sencillo,
sin trabas que te detengan!
¡Corres ligero, gentil,
y sin dejar de cantar!
¡En aguas profundas del Sil,
sigues camino del mar..!
¡Oh Cabe, mi río Cabe,
transparente y juguetón:
tu murmullo suave
es canto del valle..!
El poderío condal de Lemos llegaba más allá de este valle,
traspasaba las aguas del río Miño, alcanzando hasta tierras
chantadinas. En la antesala de esta parroquia de Asma, tenemos la iglesia románica de San Salvador, que formó parte del monasterio benedictino de San Salvador de Asma,
conocido por el Convento. Entrando en el casco antiguo