EXAMPLE PAGE - EBOOK - Camino De Inverno - Flipbook - Página 11
sias románicas, restos de antiguos cenobios que se asentaron en la zona para llevar una vida ascética. Estas y otras
manifestaciones culturales y artísticas, procedentes de Europa, fueron entrando por esta ruta natural que marca el
Sil y dejando su pegada a lo largo del Camino de Invierno.
En el paisaje que circunda la cuenca fluvial del Sil, son todavía visibles las huellas producidas por la explotación aurífera que dejaron los romanos en los primeros siglos de
nuestra era. Cabe mencionar el conjunto arqueológico de
Las Médulas, situado en el Bierzo, al lado del Camino, y declarado Patrimonio de la Humanidad. Pero también el túnel
de Montefurado, considerado como una gran obra de ingeniería romana, construido para desviar el caudal del río y
poder extraer más fácilmente el oro. Destacan además los
múltiples puentes, muchos de ellos de origen romano, que
cruzan este río y sus afluentes y que contribuyen a enriquecer este gran paisaje.
Siendo históricamente el Sil un eje de comunicación entre
el Reino de Castilla y el de Galicia, con un fluido comercio
entre ambos, no es de extrañar que en el propio suelo rocoso de este camino quedase cincelado por las marcas de
las ruedas de los numerosas carros y carruajes de arrieros
y maragatos que por él circularon.
La llegada del ferrocarril a Galicia por esta entrada del Sil,
en 1883, también transformaría la estampa de la zona, con
vías y puentes de hierro que marcaron el paisaje.
Podemos afirmar que el río Sil es el gran protagonista del
paisaje del Camino de Invierno. El peregrino contempla por
primera vez sus aguas en Ponferrada, perdiéndose de inmediato en una inmensa chopera del valle berciano. Volverá a encontrarlo en el Puente de Domingo Flórez, donde
se introduce en tierras gallegas y se convierte en un fiel
acompañante a lo largo de más de 70 kilómetros, hasta
el valle de Quiroga. Pasa por el fértil valle de Valdeorras,
apareciendo sus aguas dominadas por los embalses que la
industrialización trajo consigo a mediados del siglo pasado
y acompañado de suaves laderas, por donde se extiende
el milenario cultivo de viñedos en los que se producen los
preciados vinos godellos.
El paisaje cambia cuando el río avanza hacia el valle de
Quiroga, sorteando las onduladas montañas lucenses, que
lo obligan a serpentear abriéndose camino y formardo hermosos meandros. Tras numerosos quiebros, el Sil llega al
valle quirogués y repone fuerzas con las aguas del río Quiroga, que llegan potentes y cristalinas procedentes de la
sierra del Caurel. El gran poeta Manuel María loaba este
hermoso río Quiroga en su libro Sonetos al Valle de Quiroga:
Mi río Quiroga, pequeño y alborotado,
que eres el ruiseñor de todo el Valle:
si es tan exiguo y breve tu caudal,
¿cómo puedes ser tan cantador?
Tu canto, simple y natural,
que tiene un no se qué de milagroso:
¿tal vez te lo enseñó el aliso,
o tal vez el sauce?
11