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Introducción al Camino de Invierno
Por Aida Menéndez
Presidenta de la Asociación Camiños a Santiago pola Ribeira Sacra
Bajo el título Paisaje del Camino de Invierno, este libro
eminentemente fotográfico de Adolfo Enríquez, nos ofrece
una amplia y hermosa colección de imágenes que el autor,
con gran sensibilidad, supo extraer del basto catálogo de
recursos naturales con los que nos sorprende el Camino de
Invierno.
A través de su mirada y del foco de su cámara, podemos
disfrutar de las bellas estampas de esta ruta jacobea y valorar, todavía más, el hermoso paisaje que rodea al Camino
de Invierno.
Los paisajes del Camino de Invierno vienen marcados por
la singular orografía que caracteriza a esta parte del territorio, principalmente en la Ribeira Sacra. Aquí, el plegamiento alpino motivó hace millones de años la formación
de los dos grandes ríos gallegos: el Miño y el Sil. El curso
del Sil nos señala el camino natural para entrar en Galicia
y, a medida que penetra en el territorio, baja encañonado
a través de profundas gargantas, formando los admirados
cañones del Sil, en la Ribeira Sacra.
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Este camino natural ya era escogido por los peregrinos medievales cuando, llegando a las puertas del Reino de Galicia, en Ponferrada, optaban por seguir la cuenca fluvial,
evitando así las cumbres nevadas del Cebreiro.
El encuentro con el Miño no tendrá lugar hasta la mitad de
esta ruta de peregrinación, en Belesar, uno de los pueblos
más pintorescos de este camino, que se extiende en ambas
riberas del río, unido por un puente que el peregrino debe
atravesar en su recorrido a Compostela.
En pleno corazón de la Ribeira Sacra, el peregrino encuentra un paisaje impactante y difícil de olvidar. Se trata de un
paisaje cultural, reflejo de la perfecta simbiosis entre naturaleza y ser humano. Este último, a lo largo de los siglos,
supo transformarlo y adaptarlo al cultivo de la vid, construyendo bancales para salvar las pronunciadas pendientes
que cuelgan de ambas laderas del río.
Justamente con la categoría de paisaje cultural, se quiere
alcanzar el distintivo de Patrimonio de la Humanidad para
la Ribeira Sacra, un territorio salpicado de numerosas igle-