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LIDERAR LA EDUCACIÓN INTEGRAL (LEI) COMO CAMINO PARA LA INNOVACIÓN PEDAGÓGICA / TERCERA PARTE
de variables y cruces, de segmentación o agrupación de datos. Estas tareas deben ser desarrolladas por personas concretas y, por lo general, son
los miembros de los equipos directivos o personas técnicas supervisadas
por ellos quienes las llevan a cabo.
En el análisis de la información y la extracción de conclusiones, sin embargo, los equipos directivos deben poner en marcha, de nuevo, procesos
participativos en los que pueden intervenir personas designadas de cada
uno de los colectivos evaluados o al menos de los equipos docentes, que
son quienes seguramente en última instancia van a formular y poner en
marcha las acciones de mejora. Las estructuras pueden ser variadas, dependiendo de las dimensiones evaluadas y de la envergadura de la evaluación:
pueden ser los equipos de etapa, de ciclo o los departamentos didácticos
y seminarios, las comisiones de coordinación pedagógica o los propios
claustros, los responsables de un programa o de los servicios complementarios. Es frecuente caer en el error de que sean las estructuras de dirección
quienes lleven a cabo el análisis y realicen propuestas, lo que es posible que
reste mucha riqueza y contexto al análisis de la información obtenida.
Igual ocurre con la elaboración de planes de mejora consecuencia de
los análisis llevados a cabo. La participación de los docentes es en este caso
esencial y el papel de los equipos directivos debe ser garantizarla y coordinar las acciones que se lleven a cabo, al deonir los planes y al ejecutarlos.
Estos planes deben incorporar, cuando menos, los objetivos de mejora,
las acciones a desarrollar y los indicadores –incluidos los plazos–para su
evaluación y revisión posterior. Dependiendo del carácter de la evaluación, pueden ser colectivos o incluso individuales, por ejemplo, cuando se
evalúan procesos de aula o competencias docentes. En algunas ocasiones,
en el análisis inicial o en el proceso de elaboración de propuestas de mejora puede articularse la realización de alguna que otra evaluación más
pormenorizada de algunos aspectos concretos, bien porque la información obtenida no se considera suociente, o bien porque se han detectado
aspectos sobre los que nos interesa indagar con más profundidad.
Por último, es preciso articular mecanismos para la devolución de los
resultados de la evaluación a los colectivos implicados, a través del envío
de los informes de resultados y conclusiones a todas las personas concernidas. Si se estima necesario o conveniente, podría complementarse el envío de informes con una o varias sesiones de devolución presencial, con un
espacio para compartir impresiones. Puede ser un momento clave para renexionar sobre la práctica educativa y para identiocar otras propuestas de
mejora que sean compartidas y que surjan de la renexión colectiva. Como
ya señalamos más arriba, estos procesos de evaluación suponen una oportunidad y un acicate para promover encuentros y momentos de renexión
para los que de otro modo cuesta encontrar espacios y tiempos.