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LIDERAR LA EDUCACIÓN INTEGRAL (LEI) COMO CAMINO PARA LA INNOVACIÓN PEDAGÓGICA / TERCERA PARTE
siempre se cuidan las condiciones que deben darse en todo proceso de
evaluación; con frecuencia no existe una cultura de conoanza en la evaluación y, por lo general, tampoco se dispone de marcos, estrategias e instrumentos para llevarla a cabo.
1.1 UN POSIBLE MARCO TEÓRICO
Una de esas condiciones indispensables es la existencia de un marco claro y de estrategias e instrumentos para llevarlo a cabo. El modelo CIPP
(Contexto – Entrada [Input] – Proceso – Producto) de evaluación global
de Stufnebeam y Shinkoeld (1987) puede servirnos de marco al menos
para establecer los grandes parámetros a evaluar3.
El conocimiento profundo del contexto en el que se va a desarrollar la
evaluación es el primer requisito y no siempre los centros educativos lo
analizan de forma organizada y sistemática. El nivel sociocultural, el
tipo de población escolar, el tamaño, los recursos humanos y materiales,
o el apoyo recibido desde otras instituciones, son, entre otros que puedan
deonirse, ejemplos de elementos contextuales que ayudan a interpretar
los resultados de cualquier evaluación y aún más si en esta evaluación se
pretende establecer comparaciones con otros centros.
Conocer el input, es decir, el nivel de entrada, supone analizar el punto de partida del indicador que se esté valorando, tanto de los procesos
como de los resultados. Signioca, por ejemplo, conocer el nivel con el que
se incorpora el alumnado, para imputar posteriormente los resultados
evaluados a la acción educativa del propio centro. Pero también las condiciones de partida en las que se desarrollan los procesos de centro y aula,
los recursos que se reciben o los procesos previos de selección e incorporación de profesorado y sus características más notables.
En relación con los procesos cabe referirse en primer lugar a aquellos
que afectan al centro en su conjunto. La participación, la coordinación,
la comunicación, el tipo y características del liderazgo, la gestión de servicios y actividades complementarias, la inclusión y otros elementos de
la cultura de una escuela son en sí mismos un elemento de calidad del
propio centro y, por tanto, objeto de evaluación, pero también lo son en
tanto que condiciones necesarias para que los procesos de enseñanza y
aprendizaje que tendrán lugar en cada una de las aulas puedan llevarse a
cabo adecuadamente.
Por ello, una evaluación de estos procesos más generales de centro no
3. Hay algunas propuestas teóricas que no han dado lugar a modelos estables, como las de Marchesi y Pérez,
(2019) o que se reoeren solo a aspectos determinados, como las competencias docentes (Marchesi y Pérez,
2018) o la inclusión educativa (Booth y Ainscow, 2015), entre otras. Muchas de ellas han sido utilizadas para
conogurar nuestro modelo más completo.